2.3.4 POLÍTICA GLOBAL DE AJUSTE EN AMÉRICA LATINA

El desequilibrio económico del Capitalismo mundial en la década de los setenta obligó a las instituciones multilaterales de financiamiento internacional a aplicar medidas propias del paradigma neoliberal surgido en la escuela conservadora de Chicago con Milton Friedman al frente. Tales propuestas de ajuste económico necesariamente se aplicarían en los países latinoamericanos, debido a los persistentes desequilibrios que padecían en lo externo ya que la estrategia de industrialización por sustitución de importaciones ensayada por éstos no pudo conciliarse con la apertura comercial y financiera preconizada por las instituciones de Bretton Woods y el GATT.

En el contexto de la crisis latinoamericana estas políticas de ajuste propuestas por el FMI y la banca internacional se pueden contextuar en las siguientes etapas:

De Mediados De Los Años Sesenta Hasta La Crisis De 1972

Se caracterizó por un desarrollo económico dinámico que compartía crecimiento con estabilidad en toda la región, mientras que los países industrializados atravesaban un periodo de recesión con inflación.

De 1972 a 1980

La derrota de Estados Unidos en Vietnam provocó en el primero una grave crisis, con fenómenos incontrolables como inflación, déficit fiscal y desequilibrio de la balanza de pagos, problemas que se intentaron resolver a través de los postulados neoliberales (abatir la inflación, generar altas tasas de crecimiento económico, recuperar la hegemonía militar, situar al dólar en un papel rector, etc.). Para cumplir estos objetivos se diseñó una serie de medidas de política económica que tendría gran repercusión en el resto del mundo, afectando de manera muy diversa a cada país, de acuerdo con las peculiares condiciones de su desarrollo y situación global de dependencia.

Por otro lado, la crisis energética y la variación de los precios internacionales del petróleo influyó en las balanzas de pago de los países latinoamericanos, en cuya región naciones petroleras y no petroleras se endeudaron con la banca transnacional, además de que los sectores económicos de estos países pasaron a depender de las políticas crediticias y monetarias externas. Estos problemas surgidos a raíz de las diferencias económicas y sociales de la humanidad, generaron iniciativas para buscar un nuevo orden económico internacional de interdependencia entre el Norte y el Sur.

A Partir De 1980

Debido a que en América Latina el comercio externo debía ser el motor fundamental del crecimiento, se efectuaron cuantiosas transferencias de recursos. Los acreedores que aún no se habían visto obligados aun mayor esfuerzo por disminuir el problema de la deuda externa, acudieron a los recursos financieros adicionales en el marco de la renegociación de la deuda, representando un eficiente instrumento de dominación. Después de 1981 vino la decepción, pues al caer las cotizaciones internacionales del petróleo las economías de la región decidieron alterar sus políticas económicas con objeto de permitir la entrada a los recursos financieros de la banca transnacional.

Al crecer el financiamiento externo para atender los déficit de la balanza comercial y los compromisos derivados de la inversión directa y de la deuda externa, la banca multinacional asfixió a los países endeudados incrementando las tasas de interés de pago por el servicio de la deuda, por un lado, y ajustando gastos e inversiones, por el otro. Después se pasó abiertamente a los préstamos especulativos a usuarios, destinados a impulsar los planes de exportación de materias primas necesarias a los proyectos estratégicos y militares de las potencias con altas tasas de interés y cortos plazos para su pago.

El recrudecimiento del problema de la deuda preocupó a la banca internacional porque los países de la región tendieron a la insurrección, actitud que se expresó en 1984 en el Consenso de Cartagena, Colombia, donde se insinuó declarar una moratoria conjunta a nivel “Club de Deudores”, mediante las demandas siguientes:

  1. Corresponsabilidad entre acreedores y deudores.
  2. Voluntad de cumplir con los compromisos de pagos externos.
  3. Diálogo político sobre el problema de la deuda.
  4. Tratamiento caso por caso.
  5. Simetría de ajustes.
  6. Interacción deuda –financiamiento- comercio.
  7. Abatimiento de las tasas de interés.
  8. Financiamiento compensatorio a las alzas de los intereses.
  9. Prórroga al pago de intereses.
  10. Introducción de nuevas características en operaciones de renegociación.
  11. Complementación de las operaciones de renegociación.
  12. Modificación de las regulaciones bancarias en los países acreedores.

A los organismos financieros internacionales se les presentó una serie de propuestas, entre ellas:

a) Asignación de un mayor volumen de recursos y el fortalecimiento de la capacidad crediticia de éstos.

b) Nueva asignación de derechos especiales de giro, compatible con la necesidad de liquidez de los países en desarrollo, el aumento de los plazos de los programas de ajuste y la ampliación del acceso a los resultados del FMI.

c) Revisión de los criterios de condicionalidad del FMI para priorizar el crecimiento de la producción y el empleo; excluir el impacto de la elevación de las tasas de interés en la apreciación del cumplimiento de las metas fiscales y de la balanza de pagos de los programas de estabilización y modificar las metas monetarias acordadas para absorber alzas imprevistas en la tasa de inflación.

Las recomendaciones del Consenso de Cartagena se aceptaron con simpatía por los países acreedores, pero al final no prosperaron. Sólo se flexibilizaron algunos puntos que favorecieron a Argentina, Brasil, Venezuela y México, aunque meses después nuevamente apareció el sentido de urgencia porque las perspectivas económicas mundiales se deterioraron a partir de 1985 debido ala nueva recesión que afectó a la economía estadounidense y a los países desarrollados. Por consiguiente, se produjo un repunte de las tensiones con manifestaciones imprevisibles.

Los déficit fiscal y comercial de Estados Unidos agravaron los problemas a escala mundial, pues por razón de hegemonía impactó a Europa (política devaluatoria del dólar, elevación de las tasas de interés, fuga de capitales, etc.), situación que aprovechó Japón con inversiones directas. Lo importante es que los déficit fiscal y comercial estadounidenses no sólo se cubrieron con fugas de capitales procedentes de todas partes del mundo sino también con los intereses de las deudas externas pagadas por los países del Tercer Mundo, dentro de los cuales América Latina paga en promedio 50 000 millones de dólares anualmente. Estos ajustes incidieron en los países deudores, que pagaron con su estancamiento económico el deseo de predominio económico y militar de los países ricos.

La forma como se ha atacado el problema del desequilibrio comercial es sobre la base de un proteccionismo que tiende a convertirse en guerra comercial contra la Comunidad Económica Europea (CEE), Japón y los mismos países subdesarrollados.

La crudeza neoproteccionista de la actual guerra comercial es tan brutal, que se están rebasando las instituciones creadas ex profeso para normar las relaciones económicas. Asimismo, actualmente las potencias financieras actúan al margen del GATT, FMI, BIRF, BID y la banca comercial, apoyando sus transacciones en decisiones unilaterales ortodoxas. Así tenemos las tasas de interés excesivas, tipos de cambio bruscos e incontrolables en los precios de exportación, insuficiente flujo de recursos financieros destinados a los países deudores, acuerdos de comercialización ordenada, limitaciones voluntarias a la exportación, distribución de mercados, fijación de cuotas y contingentes, etcétera.

La mayoría de los paquetes de ajuste tienen características semejantes y proponen dos objetivos principales: mejorar la cuenta externa y reducir la tasa de inflación, que se consideran necesarios para lograr el crecimiento económico a mediano plazo.

Los programas de estabilización y ajuste predominantes comprenden los elementos siguientes:

a) Políticas que actúan sobre la demanda.

b) Políticas de expansión de la oferta.

c) Reformas constitucionales.

d) Ajuste al gasto público.

e) Abatimiento de la inflación.

f) Menor cantidad de subsidios.

g) Su brevedad relativa.

h) Predominio de las políticas macroeconómicas en detrimento de las políticas con

objetivos específicos.

i) La continúa negación a considerar los efectos de dichas políticas en la

distribución del ingreso o su impacto en grupos sociales determinados.

Los efectos de estas políticas han repercutido en forma inequitativa en la distribución del ingreso y en los costos de la crisis. Asimismo, en la mayoría de los países de Latinoamérica encontramos, entre otros problemas, altos índices de desempleo y caída del salario, presentes también en las constantes revisiones de las estrategias de ajuste, lo que explica las reformas constitucionales y los programas desideologizantes dirigidos a las masas populares de les países de la región.

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  1. Investiga y ordena alfabéticamente los países que participaron en el Consenso de Cartagena. También valoriza y analiza el peso histórico que significó este movimiento regional para las futuras organizaciones económicas latinoamericanas, mencionando algunas de ellas y haz un breve resumen.
  2. En fichas de trabajo explica la forma en que la política exterior de los gobiernos de Reagan y Bush impactaron las economías dependientes, destacando el monto de los capitales que se destinaran a las guerras, investigación tecnocientífica e inversiones directas e indirectas.

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