3.1 SEGUNDA ALTERNATIVA EN LOS ASPECTOS ECONÓMICOS

Como vimos, los cambios realizados a principios de los años setenta permitieron dar cierto giro al desarrollo del país, pero con el desbordamiento de otros problemas relacionados con el proceso. La administración del gobierno que le siguió tubo que enfrentarse, en el inicio de sus funciones, a la acumulación de problemas, cuya expresión más reciente lo había presentado la devaluación, a la par de las tensiones políticas y sociales.

Dichas condiciones marcaron las pautas para realizar reformas, entre ellas las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), para obtener ayuda del exterior y encarar la crisis. En agosto de 1976, el gobierno mexicano firmó una carta con el FMI en la que se comprometió realizar modificaciones según los planteamientos de este organismo. En ello se privilegió a los mecanismos y fuerzas del mercado, esto es, disminuyó la participación del Estado, como instrumento idóneo para regular y restaurar la actividad económica. Fueron estos mecanismos los que readecuarían el aumento de productividad y las condiciones internas para enfrentar los desequilibrios existentes, y tratar de disminuir la dependencia con el exterior.

De esa manera, el gobierno tuvo que realizar ajustes al intervenir en la economía, entre los que destacan: reducción del gasto público y de la oferta monetaria, liberalización del comercio exterior, aumento de las tasas de interés, devaluación del peso y contracción salarial.

Con las medidas se pretendió detener la participación del Estado en la economía y disminuir el déficit. Se permitiría con ello reducir el problema de la deuda con el sector externo, así como la deuda interna que ocasionaba presiones a la inflación. Tales medidas propiciaron una contención en el desarrollo del país, por la reducción que se enmarcó sobre el gasto público.

En 1977 el gobierno realizó la que se dio en llamar Alianza para la Producción, medida que estuvo encaminada a incentivar la inversión e impulsar la modernización del aparato productivo, a través de la concertación con los grupos sociales.

A partir de 1978 los planteamientos señalados sufrieron modificaciones por la trascendente aparición de la riqueza petrolera en el país. Se pusieron en práctica medidas contrarias a las acordadas, entre las que destacó nuevamente la expansión del gasto público.

Los siguientes objetivos, que el gobierno postuló desde sus inicios, fueron retomados para buscar el desarrollo del país: fortalecer la Independencia de México, proveer empleo y un mínimo de bienestar, promover un crecimiento alto, sostenido y eficiente y mejorar la distribución del ingreso.

Estos objetivos definieron el comportamiento del sector público en sus estrategias postuladas como la base para el cambio estructural. Las medidas contempladas por el nuevo gobierno se estipulaban de manera parecida a las que en su momento se habían tratado de llevar a cabo.

Asimismo se buscó un reordenamiento de los problemas que se generaron en el periodo Echeverrista, como el que se planteó con la eliminación de todas aquellas empresas públicas que resultaron ineficientes, y que no cumplieron los objetivos sociales planteados, así como crear otras consideradas como prioritarias en regiones y sectores dinámicos de la economía.

El descubrimiento de los nuevos yacimientos petroleros y el aumento de los precios de los hidrocarburos en el mercado internacional, permitirían al Estado el respaldo de las acciones tomadas para el desarrollo nacional.

El crecimiento se acelero rápidamente desde 1978 como se observó en el Producto Interno Bruto (PIB), que obtuvo un 8.4% en promedio de 1978 a 1981, cuando en 1977 lo había hecho de sólo un 3.4%. Este elevado promedio se explicó así por los ajustes que el gobierno realizó hacia es año de 1978, donde el expansivo gasto público fue determinante en el proceso.

Fue esta expansión del gasto público lo que permitió que se fortalecieran las actividades del capital privado, creando un crecimiento del PIB y un elevado numero de empleos. El mismo efecto de bonanza propició demanda de bienes producidos en el país, así como importados que crecieron a tasas muy elevadas, lo que determinaba la dependencia del aparato productivo hacia el exterior.

Esa demanda pudo ser atendida con capacidad productiva interna, pero mayormente con importaciones las cuales fueron posibles por el aumento gradual de las exportaciones petroleras, así como de una activa contratación de crédito externo del gobierno y de los particulares.

De esta forma, las exportaciones de productos manufacturados comenzaron a perder importancia relativa en el total de las exportaciones, en contraste con la industria petrolera que aumentaba considerablemente. Esta estrategia fue trascendente en la medida en que perdió dinámica el impulso de las exportaciones manufacturadas iniciado por el gobierno anterior, hasta en grado de convertir a la economía mexicana en una economía puramente petrolera. El resultado: depender exclusivamente de las expectativas que pudiera tener este recurso, por lo que, al sufrir severos desequilibrios la economía también resentiría esos efectos.

Se puede resumir que el sector petrolero no permitió por sí solo equilibrar las finanzas del Estado, dado el expansivo gasto que realizó, ni balancear el crecimiento comercial del país con el exterior, lo que reflejó la fuerte dependencia del aparato productivo del país respecto al auge petrolero. El horizonte de buenos ingresos cayó hacia 1981 y 1982, agravando los desequilibrios estructurales padecidos años atrás.

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1. Consulta con tu profesor, así como en libros y revistas sobre los años 1982 y 1983, para explicar si con lo nuevos planteamientos del gobierno en turno se pretendió transformar de manera radical el modelo de desarrollo que venía operando en el país, o si continuó con el mismo.

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