1.2 CARÁCTER HISTÓRICO-CULTURAL DE LA FILOSOFÍA

La característica primordial de la Filosofía es que se produce en la sociedad y a través de la Historia, de ahí viene su carácter histórico-cultural. Ya hemos dicho algo de esto con anterioridad, pero ahora pretendemos profundizar en el tema.

¿Cuáles son las características de una época y cómo se reflejan en su Filosofía? En el capítulo 3 se presentará ese contexto histórico-cultural que explica, en cierta medida, la Filosofía que se ha dado a través del tiempo. Por lo pronto, advertirás en qué consiste ese carácter histórico-cultural y cómo todo lo que acontece en la Historia tiene múltiples condicionantes. Desarrollaremos este asunto, pero antes queremos presentarte qué entendemos por Historia, sociedad y cultura, pues así tendrás más elementos de comprensión sobre el carácter histórico-cultural de la Filosofía.

En términos simples, Historia es el relato de los acontecimientos y de los hechos importantes que han ocurrido en el desarrollo de la vida de las sociedades y la humanidad. El trabajo de los historiadores reside en exponer sistemáticamente esos hechos para que sean comprensibles, interpretando todas las relaciones y condicionamientos que los hicieron posibles. Por ejemplo, recurriendo a la Historia puedes saber cuáles pueblos conformaban la cultura náhuatl, o por qué fueron llamados “indios” los aztecas y demás grupos, cuando Hernán Cortés llegó a estas tierras.

Se entiende que el ser humano y las sociedades que crea tienen historia, porque se han desarrollado con y en el tiempo hasta ser lo que hoy son. Robin George Collinwood explica que “La utilidad de la historia estriba en que nos enseña lo que el hombre ha hecho, y por consiguiente lo que el hombre es”.4 Esto quiere decir que lo que hoy somos fue establecido, en alguna medida, por lo que ayer hicimos. Piensa esto en términos más amplios: nuestra nación mexicana es hoy como es porque tuvo un pasado que sentó las bases para lo que hoy somos. Podrías preguntarte también, ¿por qué ha nacido el neonazismo? Veamos la historia de Alemania y encontraremos las respuestas (para saber esto, consulta tus capítulos de Historia o un libro de Historia Universal).

Hemos hablado de la Historia, y en las últimas líneas lo hemos hecho sobre el ser humano y la sociedad, pero, si te preguntamos ¿qué es la sociedad?, seguramente responderás que es donde vivimos o señalarás todo lo que te rodea y dirás “es esto”; pero, ¿cómo lo definimos? Y, aún mejor, ¿cómo podemos entender esa definición?

Utilicemos una definición general que, aunque simple, nos permitirá adentrarnos en el asunto. Como señala Nicolás Abbagnano la sociedad es:5

  1. El campo de las relaciones intersubjetivas, o sea, de las relaciones humanas de comunicación y, por lo tanto, también:
  2. la totalidad de los individuos entre los cuales existen estas relaciones,
  3. en forma condicionada o determinada de una u otra forma.

4 Collinwood, Robin George: La idea de la Historia, FCE, México, 1984. 5 Abbagnano, Nicolás: Diccionario de Filosofía, FCE, México, 1985.

En el transcurso de la historia de las sociedades, esas relaciones se hicieron cada vez más complejas entre los seres humanos, por lo que se necesitó de estructuras convenientes para el mantenimiento y buen curso de las mismas. Así nacieron algunas de las instituciones sociales más importantes: por las relaciones que los hombres sostenían entre sí.

Pensemos, por ejemplo, en la relación económica entre individuos. En la época antigua se necesitaba únicamente del acuerdo en forma y precio entre el que compraba y el que vendía; ahora, aparentemente, hacemos lo mismo, pero detrás de toda esa relación hay bancos, tasas de interés, leyes de oferta y demanda, papel moneda, producción, etcétera.

Podemos darnos cuenta de otros tipos de relación humanas con sólo echar un vistazo en torno nuestro. Las relaciones afectivas que mantenemos con nuestra familia y las relaciones económicas, políticas, religiosas, laborales, artísticas, etcétera, en fin, todo lo que el hombre ha producido en sociedad, es un producto social.

En la sociedad también se producen los modos de vida que diferencian, o asemejan, a un grupo humano de otro. De esas formas o modos de vida, a una se le conoce como cultura. La cultura es el conjunto de las manifestaciones tanto materiales como espirituales del hombre en general. Debido a que ésta es un producto social, está influida por las demás partes de lo social y por el hombre mismo; de ahí que, según esas determinaciones, por ejemplo, nuestra cultura sea tan diferente de la japonesa.

En la cultura, entonces, se abarcan los resultados de las actividades del hombre. No obstante la generalidad del término (pues engloba lo material y lo espiritual, por ejemplo una pirámide y una sinfonía), se puede diferenciar lo que entiende por cultura en varios rubros fácilmente identificables:

a) Religión; b) arte en general; c) Filosofía, y d) ciencias

De éstos, el que nos interesa es el de la Filosofía.

Karl Marx, preocupado por el asunto que ahora nos ocupa, se preguntaba ¿cómo explicar las condiciones jurídicas y cómo las formas políticas?, cuestionamiento válido para cualquiera de los rubros de la cultura anteriormente señalados. Y comprendió que no podía explicarse por sí mismas, sino por las condiciones materiales de vida en la sociedad, y que era necesario estudiarla para comprender lo que se produce en ella (con esto no queremos decir que la respuesta de Marx sea la única, pues hay otros filósofos que dan diferentes explicaciones a los mismos asuntos).

En su Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política del 526 utilizó la “metáfora del edificio”, que le sirvió para explicar cómo entendía a la sociedad: La sociedad se parece a un edificio, éste debe tener buenos cimientos, pues si construyo los pisos a flor de tierra se caerán fácilmente. Esos cimientos son a la sociedad su base

6 Marx, Karl: Prólogo a la Contribución de la Economía Política del 52, en Cuadernos de Pasado y Presente, México, 1984.

económica o infraestructura, el lugar donde se produce lo necesario para que viva. Esa base económica ya contiene relaciones entre los hombres, y sobre ellas descansan las demás, las cuales serían el edificio. Pues bien, la azotea del edificio corresponde a la conciencia social o superestructura que son las representaciones que los hombres tienen de esas relaciones, o sea, las leyes, teorías, tradiciones, Filosofía, religión, esto es, la cultura en general.

Marx explicó esto desde la perspectiva de la Economía Política y por eso decía que, en última instancia, lo económico determinaba todo lo demás. Dicho en lenguaje técnico: la infraestructura determina la superestructura. Lo económico es muy importante, pero no lo único que determina, existe una relación de interdependencia entre la infra y la superestructura. La siguiente figura te mostrará la metáfora del edificio, y las flechas la relación de influencia.

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Conciencia social o supraestructura (Ciencia, arte, filosofía, religión, etcétera)

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Relaciones sociales Relación dialéctica

o de mutua interdependencia

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Base económica o infraestructura Relaciones económicas de producción de la Forma de vida (alimentos, vestido, servicios, etcétera).

De esta forma resulta que la Filosofía tiene un carácter histórico-cultural en el que guarda una relación muy estrecha con las condiciones históricas, sociales y culturales de una época determinada en la cual surge. Y gracias a la explicación de esas condiciones, la Filosofía se hace comprensiva y se explica cómo ha evolucionado, además de comprender a su vez al ser humano, su vida y su hacer en este mundo.

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1. En forma individual, o por equipos, realiza un listado de expresiones culturales materiales y otro de expresiones culturales espirituales. Después discútelas con tus compañeros para saber qué han entendido por cultura.

A partir de la comprensión del carácter histórico-cultural de la Filosofía, la mayoría de las personas dedicadas a ella, están de acuerdo en el siguiente esquema que la divide en cuatro grandes bloques que corresponden a las diversas épocas históricas en que surgieron. Por sus características, la Filosofía está determinada por la época histórica, pero dentro de ellas existen múltiples variantes por la forma de filosofar y hacer Filosofía.

FilosofíaTiempo históricoProblemas centralesAlgunos filósofos de la época
FilosofíaSiglo VI a.C.La Naturaleza, el hombre y elPresocráticos*, Sócrates,
antiguaa IV d.C.ser supremo.Sofistas*, Platón, Aristóteles, Epicuro, Diógenes, Sexto Empírico, Plotino, etcétera.
FilosofíaSiglo V d.C.Dios y su relación con elSan Agustín, Avicena,
medievala XVd.C.hombre.Occam, Averroes, Santo Tomás, Duns Scoto, etcétera.
FilosofíaSiglo XVIEl conocimiento, la Historia, laBacon, Descartes,
modernad.C. a XIX d.C.sociedad y la ciencia.Spinoza, Leibnitz, Hume, Kant, Hegel, Comte, Marx, etcétera.
FilosofíaSiglo XX d.C.La ciencia, la sociedad, elRussell, Seller, Carnap,
actuallenguaje, el hombre y la política.Wittgenstein, Heidegger Cerutti, Sartre, Magallon, Marcuse, Habermas, Zea, etcetera.

* Los presocráticos son Tales de Mileto, Anaximandro, Anaxímenes, Pitágoras, Anaxágoras, Demócrito, Heráclito y Parménides. Los sofistas son Protágoras de Abdera, Gorgias, Hippias y Pródico entre otros.

El Quehacer Filosófico

Te proporcionaremos algunas nociones sobre el filosofar, el filósofo y la Filosofía, que te permitirán construir orgánicamente una concepción de quehacer filosófico, más que una línea filosófica (que en nuestro medio suele ser la europea, aunque puede ser latinoamericana, asiática, etc.), de esta forma esperamos apoyar una óptica que considere como válidas a otras formas de filosofar.

La Acción De Filosofar

¿Qué es filosofar? Recuerda la anécdota de Pitágoras donde contesta al príncipe León que él no sabe ningún arte, sino que sólo filosofa. El arte en aquel tiempo era, más o menos, equivalente a ciencia o profesión. Y como es primero filosofar (como hemos visto), que Filosofía, entonces éste es concebido como una actividad, una acción.

La acción de filosofar como apunta Leopoldo Zea, es la actitud que ostenta el ser humano al “… enfrentarse racionalmente a los problemas que nos plantea la realidad, buscando a tales problemas la solución más amplia y adecuada”. 7

Para Miguel León Portilla es de admitir por todos, independientemente de la escuela filosófica a la que pertenezcan, que: “… para filosofar en sentido estricto se requiere de la percepción explícita de problemas en el ser de las cosas. Es menester admirarse y dudar de las soluciones ya echas (…) para poder preguntarse racionalmente sobre el origen ser y destino del universo y del hombre”.8

El ser humano, el hombre, al encontrar problemas en su mundo o al dudar de ciertos hechos y creencias es movido a asumir una actitud indagadora que responda, que dé cuenta o razón de tales hechos al emerger extraños en su horizonte cotidiano.

Recorramos a la serie de preguntas que hicimos en la primera parte. Supón que alguien te preguntara ¿Quién eres tú?, seguro responderías “¿yo? Pues yo soy Carlos…, Pedro,

  1. o Cuauhtemotzin… etc.”. Contestarías así porque, por lo regular es lo mismo que esperas cuando tú preguntas a alguien ¿Quién es ella?, y te contestan “ella es Sabrina…
  2. o Avelina… o Elsa”.

Supón ahora que te preguntan ¿cómo te llamas?, y contestas seguramente “Carlos… Pedro… o Cuauhtemotzin…”, es decir lo mismo.

Date cuenta de que a dos preguntas diferentes respondiste de la misma manera. La primera pregunta, ¿Quién eres?, está planteada filosóficamente y cuestiona sobre tu ser: qué es lo que te hace ser lo que eres.

Se trata de una indagación filosófica que atiende a lo ontológico (este concepto lo comprenderás más adelante, no obstante te pedimos que revises el glosario al final del capítulo). Por supuesto que tú eres más que un simple nombre, no te agotas en el conjunto de vocales y consonantes que fonéticamente se oyen como Pe-dro. Eres más que eso, Pedro es el nombre con el que te llaman y tú sabes que se refieren a ti.

Pero ontológicamente (ya explicaremos esto con detalle) te estamos preguntando, ¿quién eres? Seguramente ahora contestarás: un ser racional, hombre o mujer, con virtudes y errores, etc., etc. Aún más, si el profesor te señala el objeto donde pone su cuaderno o el portafolio y te pregunta, ¿qué es?, contestarás, “el escritorio o una mesa”. Pero, inmediatamente, te explica que “mesa o escritorio” es el nombre con el que conocemos este ser, pero la pregunta fue ¿qué es esto? Pensarás nuevamente la respuesta. Ese cuestionar preguntando por lo que no es evidente, ese nuevo sentido que ha adquirido el preguntarte por ti mismo esa actitud reflexiva que realizas para contestar ese problema, es una acción de filosofar.

7 Zea, Leopoldo: Filosofía americana como Filosofía sin más, Siglo XXI Editores, México, 1989. 8 León- Portilla, Miguel: Filosofía náhuatl, UNAM, México, 1983, p. 55.

Por el momento no importa la respuesta, sino la correcta formulación de la pregunta, aunque si estás comprendiendo lo que es filosofar no descansarás hasta contestar satisfactoriamente ¿quién eres?.

Filosofar, entonces, es una actitud que ha movido al ser humano a través del tiempo a inquirir a cuestionar, a criticar, develar, fundamentar o explicar; acciones que alcanzan un estado de afán de conocimiento por la vía de la razón para acercarse a la verdad (no absoluta, ni total aunque a ella tienda).

La acción de filosofar empeña al ser humano a reflexionar y pensar acerca de la realidad, del mundo y de la vida; como actividad, es una parte de la vida misma y pertenece por igual a todos los hombres. Recuerda a Rousseau: “de alguna forma todos los hombres son filósofos”.

El Filósofo

El filósofo es el sujeto en el que se da la acción de filosofar: el amante de la sabiduría. Existen tres ideas de lo que es ser filósofo o de quienes son filósofos:

a) Todo aquel que filosofa. Traducido de la idea de Rousseau y del filósofo italiano Antonio Gramsci (1891-1937) “todos los hombres son filósofos”.

b) Todo aquel que filosofando enseñe la filosofía propia o ajena, o enseñe a filosofar. Actualmente se entiende en este sentido al profesional de la Filosofía.

c) Todo aquel que filosofa y escribe los resultados de su filosofía en una obra documental, o texto filosófico.

En el primer caso se trata de un filósofo “espontáneo“ o “común”, es decir, cualquier ser humano que desarrolle la acción de filosofar sin dedicarle tiempo completo. En el segundo se hace referencia a un filósofo “profesional” que conoce la historia de la Filosofía y cuyo filosofar no es espontáneo sino coherente, riguroso y sistemático, por conocer esa historia y por desarrollar el filosofar como profesión. El tercer inciso aborda a un filósofo por “excelencia”, que tiene aporte creativo, aportación que queda registrada en la historia de la Filosofía y que responde con su filosofía a un problema de su realidad

o del pensamiento. Todos ellos son filósofos porque se da en ellos la acción de filosofar, pero hay diferencias por el grado de perfección de la misma.

Imagínate que corres todos los fines de semana uno o dos kilómetros sólo para tener condición física. Piensa ahora en alguien que corre todos los días con técnicas de calentamiento, de marcha, para maratón o caminata y que se dedica profesionalmente al atletismo. Ahora recuerda los últimos Juegos Olímpicos y piensa en las características en los ganadores de medalla de oro en atletismo y que además impusieron nuevas marcas mundiales. Todos, incluyéndote, son “corredores”, pero el grado de perfección de esa actividad es distinto en cada uno de ellos. Como comprenderás, todos los hombres son filósofos, en la medida en que filosofan. Si no se filosofa no se es filósofo.

El Discurso Filosófico

Hemos visto como el filósofo es el sujeto en el que se da la acción de filosofar; esta acción desemboca en algo, es decir, hay un producto: la Filosofía.

La Filosofía se expresa mediante un discurso. La palabra discurso (del latín discurrere que significa correr en todos los sentidos) tiene dos acepciones, según Gastón Fernández9.Por una parte designa la facultad de entendimiento por medio de la cual se infieren unas cosas de otras; de donde “discurrimos” que se da en todos los seres humanos; por otra, significa también la serie de palabras o frases que se emplean para manifestar lo que se piensa o siente. Como toda inferencia lógica y como toda serie de palabras, el discurso puede expresarse en forma oral o escrita.

El discurso deviene en filosófico por tener las características de filosofar, de ahí que se puede decir que es un discurso inquisitivo, explicativo, etc., pero, además, por su objeto de estudio y por la forma en que lo trata, por su lenguaje técnico y por ser labor del filósofo.

Más adelante estudiaremos con detalle este asunto del objeto de estudio de la Filosofía; mientras tanto, es importante que entiendas que el filósofo, su filosofar y el discurso filosófico son los tres elementos indispensables en este quehacer.

9 Fernández, Gastón: Enciclopedia práctica de la lengua, Cumbre, México, 1980, t. III, p. 173.

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1. En forma individual o en equipo, describe y propón un caso de tu vida cotidiana, y señala cómo has filosofado y que conclusiones o discurso has producido.

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Ahora, no dudes de tu capacidad de filosofar y ser filósofo, aunque espontáneo. No pretendemos convertirte en filósofo profesional, sino que aprendas las nociones elementales sobre la Filosofía para que te introduzcas en su quehacer.

Es importante que adviertas que el filósofo, como parte de la sociedad, está en un contexto histórico-cultural que influye en él para producir su discurso. De la misma forma, ese discurso contendrá esas determinaciones e incluso las hará conscientes, por parte de su constitución.

La filosofía se encuentra en la acción de filosofar, y ésta nos permitirá acceder en forma vívida a aquello que hasta ahora se nos presenta un tanto abstracto en esa disciplina.

Los Métodos De La Filosofía

Es obvio que al hacer diversas preocupaciones, temas, problemas, en fin, objetos de estudio de los que se ocupan los filósofos -independientemente de que los estudien en forma integra o no-, existen también diversos modos o formas de abordarlos y estudiarlos.

Quizá un filósofo de la Antigüedad se preocupó por cómo pensaba y producía sus ideas y, hoy en día, otro filósofo tal vez tiene la misma preocupación. Sin embargo, entre uno y otro hay una distancia histórica considerable, y el último tendrá más elementos para analizar el asunto, tendrá más métodos.

La palabra “método” proviene de las raíces griegas meta, que significa a través de, o fin, y idos, que significa camino: camino a través de, o que conduce a un fin.

Como has aprendido en otras asignaturas y en Métodos de Investigación I, el método se debe adecuar a su objeto de estudio. No podríamos aplicar el método experimental al problema de Dios, de ahí que debemos utilizar otro método para el caso, puesto que este tipo de estudio no lo podemos comprobar experimentalmente.

Por lo tanto, es importante que comprendas que para analizar, estudiar o conocer los objetos, el método de las Ciencias Naturales (el método experimental) no es el único ni lemas adecuado para ejemplos como el anterior, lo cual no le resta importancia. Tenemos, entonces, que existen diversos métodos en Filosofía para analizar e investigar sus objetos de estudio y alguno de ellos también son utilizados por otras ciencias.

En términos generales, se entiende por método el conjunto de pasos a seguir para lograr un fin determinado, es decir, un conjunto de procedimientos adecuados para obtener un fin.10

A continuación veremos los objetos de estudio de la Filosofía, sus métodos y disciplinas, para, posteriormente, finalizar con el planteamiento de algunos problemas centrales.

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