INTRODUCCIÓN
Los hongos, plantas y animales, organismos todos estos pluricelulares, constituyen grupos de seres vivos que el hombre ha utilizado de diferentes maneras en su evolución cultural, ya sea porque suministra alimento, fibras para protegerse o materiales para fabricar herramientas o bien porque su comportamiento le proporciona información sobre los cambios de las condiciones ambientales.
En fascículos anteriores se vio que la clasificación de los seres vivos marcó en su inicio una división tajante entre plantas y animales, clasificación que fue siendo limitada a medida que se descubrían o se conocían nuevas especies, lo cual se logró con la publicación de las teorías evolucionistas que consideraban, además de los aspectos morfológicos y anatómicos, aspectos bioquímicos, citológicos y fisiológicos, con el propósito de establecer un sistema de clasificación natural de lo simple a lo complejo, lo que estableció las relaciones de parentesco entre los organismos.
La presencia o ausencia de algunos niveles de organización o complejidad marcaron la pauta para iniciar el ordenamiento en la clasificación de los seres vivos de manera de permitir, además de un conocimiento práctico, obtener información para responder a las grandes interrogantes que han surgido sobre el conocimiento de los seres vivos relacionados con su origen y evolución, para así comprender la gran diversidad de organismos que hay en la Tierra.
El sistema de clasificación propuesto por Whittaker considera conveniente agrupar en tres reinos a los organismos pluricelulares siendo éstos el Fungi, en donde se incluye a los organismos conocidos como hongos; el Plantae, que agrupa a las plantas terrestres y el Animalia, que comprende a organismos pluricelulares como los animales.