1.2 PENSAMIENTO RELIGIOSO

La palabra “religión” proviene del término latino religare que significa “unir”. Pero, ¿qué es lo que resulta unido en la experiencia religiosa? Inmediatamente advertimos que esta unión es la que existe entre el hombre y Dios, entre el mundo natural y sensible que vivimos todos los días, y el mundo sobrenatural. ¿Y qué es aquello que define a ese mundo trascendente, que como su nombre indica se encuentra “fuera”, “más allá” o “por encima” del mundo inmediato que nos rodea? Lo define un elemento de poder, de perfección, de plenitud frente a las limitaciones e imperfecciones del hombre y el mundo concretos. El elemento de los todopoderoso -lo “completamente otro”- constituye el ámbito de lo sagrado, mientras que el elemento de lo imperfecto se encuentra representado por el ámbito de lo profano (que literalmente significa: “lo que está delante de lo sagrado”). De manera que “toda concepción religiosa del mundo implica ladistinción entre los sagrado y lo profano”. (Caillois: El hombre y los sagrado, p.12.) Ésta distinción termina significando una oposición entre lo real (lo sagrado) y lo irreal (lo profano), lo bueno y lo malo.

La religión implica que el hombre no acepta sin más la vida que se le ha dado, sino que busca el poder en la vida: trata de elevarla, engrandecerla, darle un sentido más profundo y más amplio; en la orientación de la vida hacia un tubo que tenga sentido, pero ese sentido del todo, sentido último de las cosas, será siempre un misterio. ¿Y cómo puede acceder el hombre religioso a ese orden de lo sagrado, sobrenatural o misterioso? Esta “unión” se apoya en símbolos. Un símbolo (del griego symballein = correspondencia

o unión de dos mitades) es la vinculación que se produce entre un signo sensible y un contenido intelegible, entre un signo o significante que podemos percibir mediante alguno de nuestros sentidos, y un significado que sólo podemos comprenderlo intelectualmente, pero que nunca lo podremos percibir en términos físicos o concretos. Así, por ejemplo, en el contexto de la religión cristiana-católica, el vino (signo sensible) representa la sangre de Cristo (signo inteligible). “El símbolo es, pues, una representación que hace aparecer un sentido secreto, es la epifanía (manifestación) de un misterio”. (Durand: La imaginación simbólica, p.15.) y en tanto que un misterio es, por definición, inexplicable, el símbolo que los representa nunca quede explicado de una vez y para siempre, sino que siempre hay que volver a descifrarlo o interpretarlo.

Localizamos así, como la esencia de la conciencia religiosa, el saber que el símbolo es y no es al mismo tiempo una representación de la cosa, en razón de que lo que en la religión simboliza es siempre un exceso de atributos, un infinito o un suprapoder. Pertenece, pues, al esencia del pensamiento religioso, y ésta es la principal característica que lo distingue del mito: una cierta conciencia lingüística o simbólica, es decir, la conciencia de que el símbolo no es la cosa, sino su representación. En este sentido, la religión termina por negar los elementos del mundo físico, haciendo prevalecer una voluntad que apunta “más allá” de lo meramente existente.

En síntesis, podemos decir que “en la conciencia religiosa el mito adquiere un nuevo sentido: pasa a ser simbólico. La religión completa el proceso de desarrollo que el mito como tal no puede completar. Hace uso de imágenes y signos sensibles, pero al mismo tiempo los conoce como tales. La conciencia religiosa siempre marca la distinción entre la mera existencia o realidad y su sentido o significado”. (Urban: Lenguaje y realidad, p.491.) Si bien no existe una absoluta contraposición o separación entre religión y mito, puesto que en el fondo los contenidos míticos y religiosos son los mismos, la forma de ambos no es la misma: la religión tiene una cierta capacidad crítica en el manejo de los símbolos.

Cuando la historia del hombre nace el fenómeno de lenguaje, lo hace con un contenido mítico: nace con una exclamación de asombro frente a un hecho que se interpreta como todopoderoso o divino, por ejemplo, el reflejo de la luz solar en la superficie oficiosa de una piedra lisa. Si en un principio, en el lenguaje no existe una separación entre el sonido y el significado, el lenguaje humano mismo se va desarrollando, en tanto que logra establecer dicha separación: los significados se van separando de su soporte físico, material o sensible, hasta convertirse en símbolos puros, que es el caso de la Lógica y las Matemáticas. Este proceso que hoy da lugar a los símbolos lógicos o formales de la ciencia, comienza a producirse en la conciencia religiosa, capaz de distinguir entre el signo sensible y el significado inteligible, al grado que termina concibiendo al mundo físico y finito como símbolo de un mundo divino e infinito.

La religión, por otra parte, que siempre nos habla, ya sea del ser de Dios o de la esencia de lo divino, de la relación de Dios con el mundo o de los acuerdos o actos divinos a lo largo del tiempo, supone este otro conjunto de elementos característicos que la distinguen del mito: supone -tratándose ahora de las llamadas religiones desarrolladas- un elemento de fe y un cuerpo doctrinario, dogmático o de credos; esto es, supone un sistema de creencias.

Si el hombre primitivo se encuentra totalmente envuelto en una vivencia mágica de las cosas, en la que mito y realidad quedan por completo confundidos, sin poder “zafar” de toda esta compenetración anterior a cualquier diferencia entre lo subjetivo y lo objetivo, el rayo y el mundo, lo visible y lo invisible, el hombre religioso, en cambio muestra una fe

o creencia en Dios a partir de una voluntad o decisión propias provenientes de una definida individualidad, como una posibilidad frente a otra: la de no creer uno tener fe en Dios. Digamos que el mundo mítico y mágico no representa para el hombre primitivo algo respecto de lo cual en forma libre pueda o no creer, sencillamente se encuentra vitalmente inmerso dentro de tal concepción del mundo, mientras que el tiempo de hombre religioso siempre se encuentra en la tensión de tener fe en Dios o perderla, y de justificar tal creencia frente a los escépticos.

Como sea -y éste es otro punto importante de distinción entre el pensamiento prefilosófico y el filosófico o científico-, tanto la creencia mítica como religiosa no implican conocimientos, en el sentido de una explicación objetiva y verificada de carácter universal, causal o legal. En ambos casos, aunque con matices diferentes, de un sistema de creencias justificadas o legitimadas, no a partir de razones o deliberaciones, sino de elementos exteriores al sujeto: un sentimiento de unión social en el caso de las creencias míticas y un cuerpo dogmático y de fe en el caso de las creencias religiosas.

Abriendo ahora otra perspectiva del explicación de cómo operan en sus rasgos esenciales tanto el mito como la religión, a diferencia del pensamiento filosófico, podemos ofrecer el siguiente esquema que también se centra en el fenómeno del lenguaje como expresión de diferentes vocaciones humanas o formas de vida. Si bien todavía no hemos tocado el punto de cuáles fueron las características principales de la Filosofía en su comienzo histórico, el esquema que a continuación presentamos sirve de introducción ha dicho tema.

imagen2 Mítico Predomina la creencia ciega y literal. La palabra está íntimamente unida al gesto ritual (la tragedia griega). Aquí no hay aún Teología. La palabra todavía no es una creación.

Religioso La expresión es una creación, aunque Logos (unidad de pensa-

con un exprese una creencia religiosa. La miento y lenguaje) como

contenido palabra no es parte ritual de la creencia: la forma humana de ser.

simbólico expresa. La palabra vale por sí sola como pura creación verbal. Por tanto, a partir de un lenguaje ambiguo o metafórico, la verdad queda en suspenso. (En los poemas homéricos y la Teogonía de Hesíodo, el poeta crea a los dioses.)

Filosófico Funda la verdad, en la representación objetiva y unívoca de lo real, mediante un hablar conceptual. Es un logos racional que da razón de sí mismo. (Nicol, E.: Los principios de la ciencia. Capítulo VI: 4 y 5, FCE, México, 1977.)

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Lee con cuidado los siguientes fragmentos de textos de autores griegos y responde a las preguntas planteadas a continuación. Si hay alguna palabra cuyo significado no entiendas consulta un diccionario. Si hay algún fragmento que te resulte difícil de comprender consulta a tu asesor.

“Voy a los confines de la fértil tierra para ver a Océano, padre de los dioses, y a la madre Tetis”. (Homero: Ilíada. Cantó XIV, pp. 118 y 119.)

“Antes que todas las cosas fue Caos; y después de Gea la de amplio seno, asiento siempre sólido de todos los inmortales que habitan las cumbres del nevado Olimpo y el Tártaro sombrío enclavado en las profundidades de la tierra espaciosa; y después Eros, el más hermoso entre los Dioses Inmortales, que rompe las fuerzas, y que de todos los Dioses y de todos los hombres domeña la inteligencia y la sabiduría en sus pechos. Y de Caos nacieron Erebo y la negra Nix. Y de Nix, Éter y Hémero nacieron, porque los concibió ella tras de unirse de amor a Erebo. Y primero parió Gea a su igual en grandeza, al Urano estrellado, con el fin de que cubriese por entero y fuese morada segura para los Dioses dichosos. Y después parió a los Oreos enormes, frescos retiros de las divinas ninfas que habitan las montañas abubdantes en valles pequeños; y después, el mar estéril que bate furioso, Ponto: pero a éste lo engendró sin unirse a nadie en las suavidades del amor”. (Hesíodo: Teogonía, pp. 4-5.)

“En el principio solamente existía caos formado de agua y fango, el cual se endureció formando la tierra. De aquí se formó un dios-serpiente con alas y tres cabezas, de dios, de toro y de león, llamado Chornos y Heracles. Junto con éste existía la Necesidad (Adresteia), que domina sobre el Cosmos. Chronos engendró a Éter, el Caos y el Erebo, y además un Huevo, del cual salió el Protógonos, que tenía cabeza de toros, rematada por una serpiente con alas de oro. Nace después Zeus, el ordenador de todas las cosas; después Pan y un globo de cristal, que se partió en dos mitades, las cuales formaron el Cielo y la Tierra”. (Fraile, G.: Historia de la filosofía, vol. I, p.93.)

“Muchas veces los aqueos me han increpado por lo ocurrido, y yo no soy culpable, sino Júpiter, el Hado y la Furia, que vagan en las tinieblas; los cuales hicieron parecer a mi alma durante la junta, cruel ofuscación el día en que le arrebaté Aquiles la recompensa. Más ¿qué podía hacer? La divinidad es quien lo dispone todo”. (Homero: Ilíada. Cantó XIX, p.166.)

“(…) cuando Júpiter hace caer violenta lluvia, irritado contra los hombres que en el foro dan sentencias inicuas y echan a la justicia, no teniendo la venganza de los dioses”. (Homero: Ilíada. Cantó XVI, p.138.)

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Hesíodo, autor de la Teogonía y Los trabajos y los días. Estatus que se conserva en el Museo del Vaticano de Roma.

“¡Oh reyes! Considerad por vosotros mismos este castigo; porque los Dioses, mezclados entre los hombres, ven a cuantos se persiguen con juicio inicuos sin preocuparse de los Dioses ni por asomo. Sobre la tierra mantenedora de muchos hay treinta mil Inmortales de Zeus que guardan a los hombres mortales; y, envueltos de aire, corren acá y allá sobre la tierra, observando los juicios equitativos y las malas acciones. Y la Justicia es una virgen hija de Zeus, ilustre, venerable para los Dioses que habitan el Olimpo; y en verdad que, si alguien le hiere y la ultraja, sentada junto al Padre Zeus Crónion, al punto acusa a ella al espíritu inicuo de los hombres, con el fin de que el pueblo será castigado por culpa de los reyes que, movidos de un mal designio, se apartan de la equidad recta y se niegan a pronunciar juicios irreprochables. (…) acoge el espíritu de justicia y rechaza la violencia, pues el Cronión ha impuesto esta ley a los hombres. Ha permitido a los peces, a los animales feroces y a las aves de rapiña devorarse entre sí, porque carecen de justicia; pero ha dado a los hombres la justicia, que es la mejor de las cosas. Si en el ágora quiere hablar con equidad alguno, Zeus que mira lo lejos, le colma de riquezas; pero si miente, perjudicando, es castigado irremediablemente; su posteridad se oscurece y acaba por extinguirse, en tanto que la posteridad del hombre justo se ilustra en el porvenir, cada vez más”. (Hesíodo: Los trabajos y los días, p.35.)

  1. ¿Cuáles son las características del pensamiento mítico y religioso que han sido ilustrados en estos fragmentos?
  2. ¿Cuáles son las preguntas que tratan de responder los poetas griegos en ambas formas de pensamiento?

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Tanto el pensamiento mítico como el religioso son las primeras formas de pensamiento creadas por el ser humano, para dar razón del mundo que le rodea. Mediante ellos, todo lo que le maravilla y resulta incomprensible llega a tener un sentido. La finalidad de ambos resulta hacerla de explicar la realidad. La base en la que parten del pensamiento mítico y el religioso es la misma: la realidad. Los fenómenos naturales o los hechos sociales más relevantes son objeto de estudio, aunque no proporcionen un conocimiento, en sentido estricto, pues no explican objetivamente como son los fenómenos y cuáles las causas que les dan origen.

Ambas formas de pensamiento son producto de la creación subjetiva, en cuanto que es una persona la que los produce desde su propia perspectiva; sin embargo, expresan la manera de pensar y sentir de toda la comunidad. El pensamiento mítico y en el religioso se encuentran los valores, creencias y costumbres que se tienen en alta estima dentro de esa sociedad. De esto último, se concluye que la finalidad de ambas formas de pensamiento no es sólo la de hacer comprensible el mundo que rodea al hombre, sino también el de educar y preservar los valores y rituales esenciales para una sociedad futura, proporcionando así un sentido y un conocimiento del historia y del pensamiento. Hoy en día, este tipo de pensamiento podría ser una forma errónea de dar razón de las cosas, pero para los hombres primitivos era el único modo posible y confiable de esclarecer la realidad. Las ideas enunciadas en ellos fueron aceptadas como “verdaderas” por sus comunidades.

Podemos decir que tanto el pensamiento mítico como el religioso:

-Pretenden explicar la realidad. -No implican un conocimiento racional y objetivo de los fenómenos. -Son creación subjetiva. -Son manifestaciones culturales de una sociedad: transmiten y conservan creencias y valores. -Prescriben conductas a seguir. -Son vistos como verdaderos por la sociedad donde se desarrollan.

A pesar de estas características comunes existen diferencias de niveles entre ellos, como lo puedes ver en el siguiente cuatro:

Pensamiento míticoPensamiento religioso
-Narración o relato fantástico. -La imaginación o fantasía es la facultad cognoscitiva que le da origen. -Mediante símbolos de imágenes fantásticas interpreta la realidad. -No hace distinción entre el símbolo y lo simbolizado. -Une al hombre con su mundo natural y social de manera indisoluble.-Conjunto de dogmas, creencias y rituales. -La fe o creencias subjetiva es la fuerza motriz que le da origen. -Interpreta la realidad mediante fuerzas sobrenaturales que rigen fuerzas de ella. -Discierne entre el símbolo y lo simbolizado. -Relación al hombre y a lo sagrado diferenciándolos.

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