1.2 TEOGONIA Y COSMOGONIA

Dado que una de las formas de expresión más importantes del pensamiento náhuatl es el mito, revisaremos el más representativo de ellos: “La leyenda de los Soles”, el cual trata de cuatro fallidos intentos de “levantar al cielo que estaba echado sobre la Tierra”. Este es un mito cosmogónico porque intenta explicar el origen del mundo, pero también es una teogonía porque nos refiere el origen de los dioses.

Los hanuas representaban al mundo como una especie de huevo enorme lleno de agua; en el centro del mismo, a modo de pez o caimán, Cipactli, estaba la Tierra. Del mar surge en la mañana por el oriente el Sol y se hunde también en el mar por la tarde hacia el occidente3.

¿De dónde y cómo surgió la Tierra? “La leyenda de los Soles” responde a esta pregunta: La Tierra es una isla inmensa dividida en cuatro cuadrantes o rumbos, más un centro. A cada una de estas regiones están asignados varios dioses, también un signo de los años y un color.

Esta división de la Tierra está en íntima conexión con “La Leyenda de los Soles”.

3 León-Portilla, Miguel: La filosofía náhuatl. (Cap. II), UNAM, México, 1974, p. 83 ss.

La pareja primitiva de divinidades nahuas era: Tonacatecutli (Dios-señor) y Tonacacihuatl (Dios-señora).

Esta pareja tiene una serie de hijos-dioses que ocupaban cada una de las cuatro porciones de la Tierra (Tlactípac). Estos hijos intentan, cada uno por su cuenta, levantar el agua hasta el cielo y contenerla ahí para impedir que vuelva a caer, abriendo así un espacio por donde el Sol, al caminar, pueda alumbrar a la Tierra y servir de agente fecundador en las cosechas. El orden por el que intentan infructuosamente de separar el cielo (agua divina) de la Tierra sugiere un proceso que va de lo masculino a lo femenino:

Empieza por el Oriente (por donde el Sol saldrá por primera vez); el símbolo de estaregión (y edad) es Ácatl: caña, simbolizando quizás el falo. Todos los dioses de esta región están relacionados con la vida: Tláloc, Xochipilli, Quetzalcóatl. Es el dios de la lluvia, Tláloc, quien por primera vez fracasa al intentar separar el cielo de la Tierra. La siguiente “edad” o “región” corresponde al subsecuente y fallido intento, esta vez realizado por Tezcatlipoca; la región es el Norte, su color es el negro y los dioses de esta zona son negativos: Tezcatlipoca, Mictlantecuhtli; su signo es el Técpatl: pedernal (material con el que hacían los cuchillos para los sacrificios humanos).

A la “región-edad” por donde el Sol se pone, Occidente, se le adjudica un signo femenino: Calli o casa; su color es el blanco y sus dioses son femeninos: Cihuacóatl, Coatlicue, Xochiquetzal y Chalchihuitlicue, quien realiza la tercer tentativa fracasada. Por último, al Sur le corresponde el signo Tochtli o conejo; su color es el azul y sus dioses son Huitzilopochtli y Quetzalcóatl. Este último hace el intento final y también falla. A cada región le corresponde una variedad distinta de agua divina (cielo) que debe ser elevada y sostenida para que la vida sea posible.

Como es fácil apreciar, en el plano del mundo el orden de sucesión es espacio-temporal: se refiere siempre a una región (espacio) y a la vez, a una edad (tiempo); esto se debe a que los pueblos con mentalidad mágica no han disociado aún los conceptos abstractos del espacio y tiempo. El orden de porciones espacio-temporales que tienen los cuatrofallidos intentos de separar el cielo de la Tierra es el siguiente: Ácatl, Técpatl, Calli y Tochtli.

De “La leyenda de los Soles” existen varias versiones en los diversos códices que recopilaron mitos y costumbres de los pueblos prehispánicos. A continuación expondremos la versión que nos proporciona Enrique Florescano de este mito4.

La creación del Cosmos se dio a partir de una pareja divina primigenia: Tonacatecutli (Dios-señor) y Tonacacihuatl (Dios-señora). Esta pareja engendra a otros dioses, los principales dentro de la mitología náhuatl: Tezcatlipoca, Quetzalcóatl y Huitzilopochtli. Esta parte del mito es una teogonía.

4 Florescano, Enrique: Memoria mexicana. (Cap. I), Joaquín Mortiz, México, 1988, pp. 11-54.

Nahui Quiáhuitl (Sol De Fuego)

El tercer Sol fue encarnado por Tláloc (Dios de la lluvia y del fuego celeste). Los hombres se alimentaban de semillas. Este periodo desapareció porque “ardió el Sol, llovió fuego del cielo”. Fueron destruidos los hombres y sus casa, los que no murieron se convirtieron en guajolotes. Este día fue 4 Lluvia.

Nahui Atl (Sol De Agua)

Por mandato de Quetzalcóatl, la diosa Chalchihuitlicue se convirtió en Sol. En este periodo los hombres comían una semilla parecida al maíz. Esta época o Sol finalizó por un diluvio que cubrió la Tierra y convirtió a los hombres en peces. El cielo se apegó a la Tierra, cubriéndola. Este día se llamó 4 Agua.

Quetzalcóatl y Huitzilopochtli crean el fuego y un medio Sol, así como a una pareja humana, donde el hombre se dedica al cultivo de la tierra y la mujer a los hilados y tejidos.

Simultáneamente dieron origen a los cielos y al agua, y flotando sobre las aguas crearon “como un lagarto” a la Tierra. También crearon al dios Tláloc y a su pareja Chalchihuitlicue. En esa era no hay tiempo. A partir de los sucesivos soles (o eras) se piensa en su origen y una temporalidad. De hecho, “La leyenda de los Soles”, como relato de creaciones y destrucciones del Cosmos, revela, como dice Jacques Soustelle, la creencia, “profundamente arraigada, de que el Universo es inestable, de que la muerte y la destrucción lo amenazan constantemente5”.

Los elementos de la Tierra, el Viento, el Fuego y el Agua, son fuerzas que chocan, destruyen, vienen de los cuatro rumbos del mundo, para impedir la destrucción los nahuas se forjaron una misión o destino, mantener el orden y el equilibrio cósmico.

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