1.2.5 COSTO DEL DINERO Y DISTRIBUCIÓN DEL INGRESO

El costo del dinero es sinónimo de la tasa de interés y es el que más estragos ha causado a la economía, ya que, cuanto más alto es, también sube la emisión monetaria, los salarios nominales y la inflación, que como recordarás agravas más la crisis en las economías que la padecen. Por ello los economistas han pretendido siempre considerar el análisis económico en términos reales (desconectando el efecto de la inflación a los precios), que es la única manera de medir y analizar el verdadero mecanismo del proceso económico. Pero no debemos olvidar que los salarios y los precios, así como las ganancias son dinero, por lo que no puede quedar completo el análisis económico más que introduciendo el dinero.

Veamos en qué consiste la teoría cuantitativa del dinero según la cual el alza de los precios es consecuencia del aumento de la emisión monetaria. Esta es una forma de aludir la alteración de los precios, la que descansa en la inestabilidad de la distribución del producto entre los factores e la producción, como consumo de los salarios, propensión de las ganancias y acumulación del capital.

Aunque el aumento del gasto público puede ser causa de la inflación, lo que determina la variación de los precios es la desproporción del mismo gasto público y no el incremento del circulante monetario. Tampoco el déficit es determinante de la elevación de los precios, sino cuando dicho déficit signifique un aumento de la proporción del consumo de las ganancias sobre el crecimiento del producto.

La suposición cuantitativa inicia de una primera premisa falsa, pues nadie puede explicarse bien que el sistema bancario puede aumentar la cantidad monetaria en mayor proporción que la demanda transaccional, que es el ingreso monetario, porque ello sería la violación de las reglas de la creación monetaria mediante el otorgamiento del crédito, que no puede ir más allá de las operaciones de pago y de cobro concertadas entre la clientela bancaria.

En cambio, es más claro que el efecto del dinero se manifieste en la variación de la distribución del producto, entre la participación el consumo de los salarios y la participación de las ganancias. Es el costo del dinero, la tasa de interés y, no la cantidad, lo que da lugar al crecimiento desproporcionado de la participación de la ganancia a expensas de la proporcionalidad del salario real.

El costo del dinero y la tasa de interés bancaria tiene un doble efecto: el negativo respecto a la inversión y al producto, que generalmente se le reconoce a partir de Keynes; y el otro, directo y acumulativo a interés compuesto en el proceso inflacionario de los precios.

Por consiguiente, para cada transacción de pago o cambio es necesaria la creación monetaria; el sistema bancario carga por ella intereses, que de una manera u otra este costo de intereses ha de ser incorporado al precio. En las transacciones subsiguientes las mercancías acrecentadas, en mayor o menor medida, por el costo de los intereses, de nuevo se ha de proceder a la creación monetaria: el sistema bancario vuelve a cargar intereses, y así, sucesivamente. Este efecto acumulativo de la tasa de interés explica el porqué la inflación es también acumulativa y de difícil retroceso. Podrán ser menores las tasas de inflación, pero no se da el caso de descenso de los precios, en tal forma que la inflación resulte ser negativa o inexistente.

Si analizamos la teoría dominante, se observa que el dinero es una simple “unidad de cuenta”, que sirve para calcular y realizar las transacciones de pago, pero no produce nada por sí mismo sino cuando se emplea en adquirir mano de obra para la producción de bienes y servicios. Se comprende fácilmente que todo calor y costo que se atribuya al dinero que influir en el mecanismo de los precios.

Cuando las tasas de interés bancarias eran sumamente bajas y prácticamente nominales (como consecuencia el sistema bancario tenía precisamente por objeto abaratar el costo del dinero, liberándolo de la carga que representaba la extracción y el transporte de los metales preciosos), se comprende que se haya ignorado el efecto del costo del dinero. Actualmente, al ser tan elevados los costos del dinero, se deduce que cuanto más alto sean éstos, mayor será su efecto en el aumento del ingreso, relativamente al crecimiento del producto, y esto es precisamente inflación.

Así la elevación de la tasa de interés deriva a una más alta tasa de ganancia; por consiguiente, el aumento de la desproporción de la ganancia y al empobrecimiento del salario real. En el sistema bancario contemporáneo a todo pago correspondiente un ingreso en otra cuenta bancaria de la misma institución o de otras interrelacionadas, gracias al mecanismo de las cámaras de compensación. Por lo tanto, los créditos generan los depósitos y éstos generan créditos. El banquero no pone nada, simplemente pone su intermediación para realizar sus pagos con los mismos cobros.

Es obvio que esta intermediación tiene un costo, pero el costo y precio que se pueden atribuir al dinero por esta intermediación no se relaciona con la oferta o demanda de dinero par las transacciones, mismas que el sistema bancario sirve ampliamente, o la restringe para percibir la tasa de interés.

Para restablecer el valor del dinero, los bancos sostienen que es menester elevar la tasa nominal de interés en función de la pérdida del poder adquisitivo y de esta manera preservar el “rendimiento efectivo” del dinero. Supone que es necesario mantener el rendimiento efectivo del dinero para estimular el ahorro, porque parten del mito erróneo que el ahorro es el sacrificio del consumo de una pare del ingreso, cuando en verdad el ahorro no es otra cosa que la diferencia entre el producto y el salario que no gasta los empresarios rentistas y funcionarios

Asimismo, como se sabe, Keynes puso de manifiesto que el ahorro está en función del ingreso y no de la tasa de interés. Conviene recordar la expresión de la teoría general del empleo: “La tasa de interés es la protección para que el rendimiento decreciente del capital no llegue a cero, es decir, que sin tasa de interés la economía propendería a la elevación de la proporción de la participación del salario y a reducir la percepción de ganancias, hasta hacerla teóricamente imposible.” En otras palabras, cuanto más alta sea la tasa de interés bancario más alta será la tasa de ganancia, y cuando más alta sea ésta, más baja será la acumulación y mayor la desproporción de la participación de la ganancia; por consiguiente, más alto crecimiento de los precios en relación con el salario y la productividad.

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