Creo que ya estamos listos para intentar una respuesta a las preguntas que nos hicimos arriba, sobre las causas de que la ciencia no se haya incorporado a la cultura de los países subdesarrollados. Por lo que corresponde a México y los demás países latinoamericanos, la respuesta es muy sencilla: nuestra entrada a la cultura occidental la hicimos bajo la tutela de la Madre Patria. En el Nuevo Mundo, los conquistadores españoles destruyeron todo lo que pudieron de las antiguas civilizaciones indígenas y en su lugar impusieron rey, idioma y religión. Los primeros mexicanos, hijos de Cortés y la Malinche, nacimos en el primer tercio del siglo XVI con dos destinos: servir al Rey de España y perpetuar la gloria de Dios. Pero nuestros padres españoles eran enemigos jurados de la Iglesia protestante, combatían ardientemente la Reforma y se habían declarado fieles discípulos de Cristo, defensores de la Fe y de la Santa Iglesia católica, apostólica y romana; la autoridad suprema del dogma eclesiástico prevaleció en España y evitó que el espíritu inquisitivo, liberal e impertinente de la ciencia se incorporara en la cultura peninsular, como lo hizo con otras partes de Europa.
El tiempo ha seguido corriendo, la frase “culpas son del tiempo y no de España”, ha adquirido carácter de oráculo délfico y, cuatro siglos después, México y los países latinoamericanos que lo acompañan en el Tercer Mundo empiezan ahora a tomar en serio el papel que la ciencia puede desempeñar en su desarrollo. Quizá el síntoma más revelador de esta “revolución” sea la emergencia reciente y casi simultánea en nuestros países de organismos oficiales encargados de promover y apoyar la investigación científica. Todos estos organismos (en México se llama CONACYT, en Venezuela CONICYT) tienen la misma estructura, derivada de un concepto abiertamente utilitarista de la ciencia. Las funciones no económicas de la investigación científica, su casi infinita capacidad potencial para cambiar nuestra manera de ver al mundo y para enriquecer los aspectos espirituales de nuestra vida, que en mi opinión representan sus valores humanos fundamentales, no están representados en los estatutos y las regulaciones oficiales de los organismos mencionados. Su filosofía es pragmática y mercantilista: la única ciencia que merece apoyo oficial es la que genera soluciones a problemas prácticos cuya urgencia se deriva de una lista que indistintamente se llama de “prioridades” o de “problemas nacionales”. Quizá lo más significativo del espíritu contemporáneo sobre la ciencia en nuestros países subdesarrollados sea su matrimonio con la tecnología, obligado en todos ellos; desde luego, había muchas otras opciones, entre las que ahora se me ocurren “ciencia y educación”, “ciencia y cultura”, “ciencia y sabiduría”, etc. Pero ninguna de estas asociaciones ha surgido en nuestros países. Obsesionados por salir del subdesarrollo económico, nuestros gobiernos han empezado a aumentar (hasta ahora, tímidamente) los recursos adjudicados a la ciencia, insistiendo siempre y a veces hasta legislando que se aplique en forma principal o exclusiva a la solución de problemas prácticos.
Esta actitud garantiza nuestra persistencia en el subdesarrollo cultural. Durante cuatro siglos rechazamos a la ciencia por su incompatibilidad con el dogma como último árbitro de la verdad; ahora la aceptamos pero sólo como instrumento para sacarnos de la pobreza económica. Hemos liberado a la princesa de la mazmorra pero sólo para encerrarla en la cocina y nos rehusamos a verla reír y bailar, a oírla cantar y a que sea libre y feliz. Quizá nos hagamos ricos, pero lo pagaremos muy caro. Porque el conocimiento, que es el producto de la ciencia, posee la capacidad de liberar al espíritu de las garras del oscurantismo, los prejuicios y la ignorancia. Y ahí seguiremos, regodeándonos en la penumbra de nuestra cultura precientífica, creyendo que esa es la máxima claridad que existe, cuando afuera brilla el sol del mediodía de la ciencia.
Después de la lectura del artículo de Ruy Pérez Tamayo, contesta las siguientes preguntas:
¿Cuál es la causa del desprecio al pensamiento científico en nuestro país?
¿Por qué crees que no se valora el pensamiento y el trabajo del científico?
¿Cuál piensas que es la importancia de un pensamiento filosófico y científico propios?
Proporciona un ejemplo contemporáneo en el que una nación ocupa a través de la violencia a otra. Desarrolla lo que a continuación se te pide.
Menciona los argumentos en que se apoya la nación dominante.
Establece la Filosofía que fundamente los argumentos del país invasor.
Comenta tus respuestas con tus compañeros, profesores o asesores.
Esta teoría de la historia que consecuentemente desarrolla los principios filosóficos del Materialismo Dialéctico. ¿Por qué se llama Materialismo a esta interpretación de la Historia y problemática social humana? Veámoslo a continuación: Marx y Engels en 1844 establecieron:
El modo como los hombres producen sus medios de vida depende, ante todo, de la naturaleza misma de los medios de vida con que se encuentran y que se trata de reproducir. Este modo de producción no debe considerarse solamente en cuanto es la reproducción de la existencia física de los individuos. Es ya, más bien, la actividad de estos individuos, un determinado modo de manifestar su vida, un determinado modo de vida de los mismos. Tal y como los individuos manifiestan su vida, así son. Lo que son coincide, por consiguiente, con su producción, tanto con los que producen como con el modo como lo producen. Lo que los individuos son depende, por tanto, de las condiciones materiales de su producción. 18
Con estos supuestos Marx y Engels iniciaron una interpretación materialista de la Historia, de la sociedad y del ser humano, misma que posteriormente fue denominada Materialismo Histórico.
Individual y socialmente los seres humanos establecemos muchos y diferentes tipos de relaciones: políticas, deportivas, amistosas, pedagógicas, sexuales, culturales, artísticas y económicas, entre otras. Pues bien, para el marxismo las relaciones más importantes y fundamentales en nuestra vida son las relaciones materiales de producción de bienes de subsistencia. De esta manera, lo básico y primero para nosotros es asegurar materialmente nuestra vida en sentido biológico; y como un segundo interés entran nuestras otras relaciones o inquietudes sociales: primero nuestra existencia biológicomaterial, y luego “lo que queramos”, ya sea política, arte, cultura, etc. Es decir, la determinación material es primero y en segundo lugar cualquier desarrollo espiritual. Todas las manifestaciones del espíritu humano a través de la Historia y sociedad han dependido primero, directa y materialmente de nuestra existencia material. Por eso es un Materialismo Histórico, porque funda nuestra espiritualidad cultural, social e histórica en nuestra materia biológica. Digamos que toda línea evolutiva comenzó con la materia, y en su desarrollo creó la materia orgánica, luego las diferentes especies de seres vivos y al Homo sapiens, y con él al ser humano con su sociedad y su Historia, de modo que en el origen y base del espíritu – sociedad e Historia – está la materia y sus leyes que además nos siguen determinando, por ello es un Materialismo Histórico.
a) Las clases sociales
Los seres humanos podemos producir nuestros bienes de subsistencia individualmente, pero en sentido estricto, es imposible que nos realicemos como seres humanos en forma
18 MARX, C. Y ENGELS, F.: “Manifiesto del Partido Comunista”, en Obras escogidas de Marx y Engels. 2t, Progreso, Moscú.
individual. Esto quiere decir que sólo por defecto ocasional producimos y subsistimos individualmente, porque en realidad nuestra naturaleza social de seres que requieren y necesitan de los otros, nos pone en situación de producir y crear, no individual sino socialmente. En realidad, para producir y subsistir humana y cabalmente necesitamos hacerlo en sociedad. Nos vemos, pues, forzados a establecer con otros relaciones sociales de producción de bienes de subsistencia, para buscar así una plena realización humana. Al establecer esas relaciones sociales de producción, lo primero que encontramos es una división o distribución social del trabajo; por ejemplo, la distribución sexual de las actividades laborales entre hombres y mujeres.18
De esta distribución o división social del trabajo surgen diferentes clases o grupos de personas, según sea la posición que ocupen en el proceso de producción de bienes de subsistencia material. Es decir, nos vamos, queramos o no, separando en clases sociales conforme al puesto o función laboral que socialmente ocupemos en las relaciones de producción.
Según el Materialismo Histórico, surgen dos grandes grupos o clases sociales: explotados y explotadores, oprimidos y opresores, mismos que se han transformado a través de la Historia. En el modo de producción esclavista de la antigüedad eran esclavos y amos; en el feudal, siervos y señores, y en el modo de producción capitalista industrializado proletariado y burguesía. 19
Proletariado y burguesía son las dos grandes clases sociales que surgieron y se desarrollaron a escala mundial en la época moderna y la actual. Ahora bien, estas dos grandes clases sociales tienen sus estratos de clase. El proletariado está constituido por todos los asalariados de diferentes tipos: campesinos, jornaleros, obrero industrial moderno, empleado de oficina, empleados académicos (maestros), choferes, etc.; la burguesía, igualmente tiene sus estratos: banqueros, industriales, terratenientes, comerciantes, jerarcas políticos, etc., además de que existe la grande y pequeña burguesía.
También existe lo que Marx y Engels denominan el ejercito industrial de reserva: los desempleados, y un gran sector de la población que no pertenece estrictamente a ninguna clase social porque no está incorporada activamente en las relaciones de producción, aunque directamente dependan para su subsistencia de alguna de las dos clases principales, tal es el caso de los niños, ancianos y estudiantes que no trabajan ni son asalariados.
Por otra parte, existe un sector más de la población que proviene de la “descomposición” social de la burguesía y el proletariado; ellos forman el lumpen-proletariado y está integrado por “marginados”, “incoercibles”, delincuentes, drogadictos, y demás gente que el modo de producción capitalista califica como gente “improductiva”.
b) La lucha de clases
Según el Materialismo Histórico, el tema de las clases sociales se puede resumir en los siguientes puntos: Proletariado y burguesía se encuentran en lucha de contrarios,
Varios autores: “Socialismo”
contradicción dialéctica fundamental de la sociedad capitalista, y que en su unidad y lucha estas clases son las que van marcando el curso del proceso histórico contemporáneo. Es decir, según el Materialismo Histórico, la lucha entre estas clases es la forma en que se manifiesta la tercera Ley de la Dialéctica en el campo de los procesos histórico sociales.
La clase social mayoritaria y explotada es el proletariado mundial y está integrado por cada proletario mujer u hombre “que se ve obligado a vender su fuerza de trabajo para poder subsistir”. La clase social minoritaria y explotadora es la burguesía en todos sus estratos, y está constituida por los burgueses que se identifican como los propietarios de los medios de producción y “compradores” de la fuerza de trabajo del proletariado por medio del llamado salario, que no es más que el símbolo de la explotación económica del trabajador y de la plusvalía o ganancia del capitalista
c) La alienación económica e ideológica
Etimológicamente, la palabra alienación proviene del latín, alienatio, que significa cesión, enajenación; alieno, que significa ceder a otro, enajenar. En el Marxismo este término se aplica a los asalariados que ceden, en razón del derecho burgués, y en ese sentido se dice que los trabajadores asalariados están o que son alienados (enajenados) primero en lo económico y luego en lo ideológico.
En las sociedades capitalistas, divididas como están en dos clases: un proletariado explotado y una burguesía minoritaria nacional o internacional, los explotados viven enajenados, alienados tanto en un sentido material económico como en un sentido espiritual o ideológico.
La enajenación económica consiste en el hecho de que todo trabajador asalariado es despojado del producto de su trabajo y sólo se le paga una parte de ese producto, a través de lo que se conoce como salario, es decir, que el producto de su trabajo vale mucho más de lo que el trabajador recibe como salario; la diferencia, que es la mayor parte, se le queda al burgués, en calidad de “ganancia” o plusvalía.
¿Por qué esto es enajenación? Porque natural y humanamente el producto del trabajo es y pertenece a aquel que lo elaboró proyectando en él su humanidad (energía, sentimientos, inteligencia, tiempo, creatividad, etc.); pero eso que humana y naturalmente es suyo, le es despojado por el “patrón” burgués, dueño del medio de producción y que la alquiló como asalariado. Con ello, el trabajador ve (y va) a su trabajo como algo que lo deshumaniza. Con el trabajo enajenado, el trabajador ve al trabajo y su producto como su enemigo que se personaliza en el individuo que funge como patrón. Con el paso del tiempo la enajenación económica convierte al trabajador en un ser cada vez más deshumanizado que psicológicamente se va “como embruteciendo”, alienando, “como animalizando”, es decir, que se va perpetuando en su enajenación económica la cual repercute en el plano de lo espiritual.
La enajenación ideológica surge de la misma enajenación económica, que es fundamental. Así como el burgués se apropia materialmente del producto del trabajo del proletario, también lo hace de su mente, de su modo de pensar, de su sistema de valores y su visión del mundo, y le impone, al trabajador (en la lucha de clases económica e ideológica), su propia ideología burguesa. Le impone una manera de pensar y de interpretar el mundo, la que conviene a los intereses de la clase dominante; es decir, la propia ideología burguesa, básicamente a través de las formas ideológicas más puras, como son la religión, la moral y el derecho burgueses. Por ello, alguna vez Marx dijo que la religión es el opio de los pueblos, y que la moral tenderá a desaparecer cuando desaparezcan las relaciones de producción por explotación.
La alineación o enajenación en cualquiera de sus variantes da como resultado la deshumanización de la persona humana. Da como resultado esa gran masa de seres humanos insensibilizados y carentes de auténtica conciencia de clases, que arrastran una vida de trabajadores explotados (“con o sin corbata”, “con o sin maquillaje”) peleados con su trabajo. Porque el suyo ya no es el trabajo fecundo y creador que los humaniza y los libera, sino el instrumento de su explotación, opresión y deshumanización.
Figura: El marxismo pugna por el advenimiento de una sociedad comunista donde se reivindica al proletariado suprimiéndose todo tipo de explotación del hombre por el hombre.
d) Revolución proletaria
Ante esa situación de explotación, alineación y deshumanización, ¿Qué queda a las masas proletarias explotadas? ¿Qué es lo que queda a esa mujer, a ese hombre masa enajenado que ha sido no cultivado como persona humana y trabajadora, sino denigrado como individuo “productivo” de ganancia y plusvalía económica e ideológica para la burguesía que le oprime?
Ante estas interrogantes, y conforme al Materialismo Histórico, sólo quedan dos caminos:
a) Perpetuar la opresión de masas, olvidándose de continuar el proceso histórico que apunta, según la Dialéctica, hacia la superación de la burguesía por el proletariado; abandonarse en la falsa conciencia, en la enajenación de masas; dar “rienda suelta” al egoísmo e individualismo burgués, y con ello retardar el proceso histórico dialéctico de la humanidad.
b) ¡Proletarios de todos los países, Unidos!”, Es la consigna políticosocial de Carlos Marx y Federico Engels. El proletariado mundial debe cobrar conciencia de clase, destruir la falsa conciencia ideológica impuesta por la burguesía, organizar el partido político de los trabajadores, el partido comunista y arrebatar por la vía de la violencia el poder social y económico a la burguesía. Destruir violentamente el Estado burgués. Los proletarios deben cobrar conciencia de clase y de su función en el curso del proceso histórico dialéctico, para preparar y hacer la revolución proletaria, la revolución de los trabajadores, e iniciar el proceso de la verdadera historia de la humanidad, en la cual ya no habrá explotados y explotadores, el hombre ya no será lobo del hombre. Hacer la revolución de los trabajadores y reconstruir el Socialismo y el Comunismo es la tarea.
e) Socialismo y Comunismo
Éstos son los modelos de sociedad a que aspira la clase de los trabajadores, según el Materialismo Histórico, derivado del Materialismo Dialéctico. Socialismo y Comunismo serán el sustituto de las sociedades capitalistas. La sociedad socialista se define como:
Fase primera e inferior de la sociedad comunista. La base económica del Socialismo radica en la propiedad social sobre los medios de producción… (…). El socialismo surge como resultado del cambio revolucionario del régimen capitalista por el socialista. Se establece durante el periodo de transición del Capitalismo al Socialismo mediante las transformaciones socialistas en todas las esferas de la economía y de la cultura. El fin del Socialismo es dar satisfacción a las crecientes necesidades materiales y culturales de toda la sociedad y de cada uno de sus miembros sobre la base de desarrollar de manera incesante y planificada la economía nacional, de incrementar ininterrumpidamente la productividad del trabajo social.20
La sociedad comunista se define como:
Forma superior de organización de la sociedad humana; se basa en fuerzas productivas altamente desarrolladas. La primera fase de la sociedad comunista es el Socialismo. (…) es un régimen social sin clases, con una propiedad única de todo el pueblo sobre los medios de producción y una plena igualdad social de todos los miembros de la sociedad, en el que, junto con el desarrollo integral de los hombres, crecerán también las fuerzas productivas, sobre la base de una ciencia y una técnica en constante progreso; todas las fuentes de la riqueza social manarán a pleno raudal y se trocará en realidad el principio: “De cada uno, según su capacidad, a cada uno, según sus necesidades”.
El Comunismo es una sociedad altamente organizada de trabajadores libres y conscientes, en la que se establecerá la autogestión social; el trabajo en bien de la colectividad será para todos la primera exigencia vital, necesidad hecha conciencia, y la capacidad de cada individuo se aplicará con el mayor provecho para el pueblo. 21
En estos tipos de sociedad desaparecen la enajenación económica y la ideológica, y las relaciones de producción por la explotación. La verdadera Historia de la humanidad comienza.
20
Op. Cit.: “Comunismo”, p. 47. 21
HARNECKER, M: La teoría marxista del conocimiento. UAP, Puebla, 1974.
Reflexiona y discute sobre las siguientes cuestiones:
¿Cómo llamaríamos lógicamente a quienes piensan que lo fundamental es el espíritu y no la materia?
¿La descripción que presenta el Génesis, primer libro de la Biblia, respecto al origen del mundo es de carácter materialista o espiritualista?
¿Hay “algo” en el mundo que nunca haya cambiado o vaya a cambiar?
¿Puedes indicar un fenómeno que en apariencia no cambia, pero que en realidad su proceso de desarrollo es muy lento?
¿Cómo se dan los cambios dialécticos en el estudiante de bachillerato?
Partiendo del concepto de enajenación escribe tres ejemplos de este fenómeno en la sociedad capitalista.
Cuáles serían para ti las ventajas y desventajas de una sociedad comunista
Explica la importancia que dentro del marxismo tiene lo que se llama Lucha de Clases.
Desde la perspectiva del Materialismo Dialéctico e Histórico, procura dar una interpretación de los siguientes problemas:
Explica brevemente cómo se da la Dialéctica de lo concreto-abstracto-concreto, en el proceso de construcción del conocimiento.
Explica como se da desde un punto de vista marxista de Filosofía, el fenómeno del “Conocimiento”
Proporciona un ejemplo de una práctica social que este comprometida con una ideología determinada
El Materialismo Dialéctico es una filosofía cuyo fundamento o categoría central es la materia, misma que se desarrolla a través de las Leyes de la Dialéctica: unidad y lucha de contrarios, interrelación, y transformación universal. Estos son los principios que explican la diversidad de los procesos de la naturaleza, el mundo, desde el ser de una piedra como presencia de lo inorgánico, hasta las manifestaciones más sutiles del “espíritu” humano, como serían por ejemplo, las grandes obras de arte o las muestras más sublimes del amor idílico. Todo se sustenta en la materia dialécticamente en transformación, la sociedad, la Historia y el ser humano no son la excepción. Del Materialismo Dialéctico se deriva la teoría del Materialismo Histórico, para explicar el transcurso y detalles del proceso de la Historia y su compleja problemática social.
En el panorama del Materialismo Dialéctico e Histórico no hay lugar para Dios, sólo la materia. En realidad es una filosofía atea y humanista que rechaza toda versión espiritual
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