1.3 CARACTERÍSTICAS DE LAS DIFERENTES CORRIENTESTEÓRICAS QUE EXPLICAN LOS PROBLEMAS SOCIALES
1.3.1 EL POSITIVISMO
El positivismo es la corriente teórica que va a ser ciencia social siguiendo el modelo de las ciencias naturales. Se caracteriza por dar una explicación causal de los hechos, el predominio del método experimental y el matiz predictivo del conocimiento con el fin de dominar la naturaleza. El positivismo aborda los fenómenos sociales bajo el enfoque de las Ciencias Naturales. Su fundador es Augusto Comte, quien fuera discípulo de Saint- Simon.
Comte afirma que la sociedad y el conocimiento han pasado por tres etapas, constituyendo cada etapa un estado más avanzado de progreso. La primera etapa es la teológica, en la que la explicación de la realidad se hace en forma mitológica y la atribuye a la divinidad. La siguiente es la etapa metafísica, en la que el hombre explica los fenómenos de manera especulativa, atribuyendo a las cosas, fuerzas, sustancias o potencias que las mueven; estas potencias y sustancias, en la medida en que no son objetos de nuestra sensibilidad, sólo pueden ser supuestas. La tercera etapa es la positiva o científica, en la que el conocimiento se construye sobre lo dado, sobre lo puesto y no sobre lo supuesto. El conocimiento tiene una base empírica y un método: el experimental. Para tener acceso al objeto de conocimiento debemos, según esta corriente, acercarnos al mismo con el menor número de supuestos acerca de él, de lo contrario corremos el riesgo de no ser objetivos en nuestra explicación del mismo.
Comte, como todos los positivistas que lo siguieron, no es un crítico de su sociedad: toma la sociedad de su tiempo, como lo que debe ser. La Sociología, ciencia de la que es fundador, a la que en un principio llamó Física Social, se ocupa de la sociedad en sus aspectos estático y dinámico. El aspecto estático de la sociedad lo constituye el orden, que debe existir para que se logre su dinámica, es decir, el progreso.
La corriente positivista expresa la visión de la realidad social de la clase burguesa que recientemente había asumido el poder político y económico, antes detentado por la nobleza, el clero y los señores feudales.
Por otro lado, las corrientes que englobamos bajo el término de antipositivistas consideran que el objeto de estudio de las ciencias naturales es particularmente diferente al de las ciencias sociales.La corriente antipositivista considera que los hechos sociales, en tanto que hechos humanos, tienen una interioridad que debe ser comprendida, más que explicada. Los actos humanos tienen una dimensión teleológica: son actos dirigidos hacia el logro de un fin. La elección de uno u otro fin depende de juicios valorativos, y no atender a los fines y valores que los determinan es dar una falsa explicación de los hechos. Si bien el método explicativo es adecuado a las ciencias de la naturaleza, es insuficiente para las ciencias de la sociedad, pues en razón de las particularidades de su objeto de estudio deben usar el método comprensivo. No basta que las ciencias sociales expliquen el cómo de los fenómenos que estudian, sino que es necesario que comprendan el por qué y para qué de los mismos.
Las corrientes teóricas y los enfoques que se utilicen producen diferentes explicaciones del objeto de conocimiento. Veamos el ejemplo de la pobreza. Para el positivismo se trata de un hecho natural, producto de las diversas capacidades de los individuos; para la teoría del materialismo histórico-dialéctico, como parte de las corrientes antipositivistas, la pobreza es consecuencia de la situación social concreta que permite la explotación del hombre por el hombre.
Hasta el momento ya podemos deducir la existencia de dos posturas, es decir, las dos caras de una moneda. ¿Estará solucionado el problema respecto a la elección de una metodología propia de las Ciencias Sociales?.