AUTOEVALUACIÓN
Cada vez que un grupo hegemónico pretende lograr el consenso de los otros respecto de su cultura, elabora un discurso que exprese el universo simbólico dentro del cual tiene lugar un acontecimiento que se gesta la justificación de lo que se hace en atención a una concepción del mundo. Cuando esta concepción del mundo es la que representa los intereses de un grupo en el poder y se ha impuesto sobre otras como la única, pálida y existente, articula aportaciones que distintos aspectos de la cultura, en sus respectivos niveles, ofrecen para dar sentido y legalidad a lo que para ese grupo hegemónico es importante.
En el caso del concurso de belleza “mis universo” no sólo se ha impuesto la idea del grupo dominante respecto de la belleza femenina, además, se ha logrado la aceptación del evento y el consenso de los países participantes que practican culturas diferentes a la estadounidense y que, con su aceptación, confirman la concepción de ésa cultura y se someten a sus criterios para valorar a las mujeres de cada cultura desde el “patrón” de belleza. Lo que tiene implicaciones de orden político, explicó, económico y social que pone en juego la validez de la relatividad cultural.
El concurso ha sido el mecanismo a través del cual la cultura estadounidense se ha erigido como juez para determinar la belleza -la humanidad- de otros pueblos, se postula como prototipo de ser humano y su cultura producto de “verdaderos seres humanos”.
Las características raciales son el fundamento de la diferencia entre los hombres y, consecuentemente, de la superioridad de unos respecto de otros; misma que se transfiere a las culturas.
Lo humano será aquello que coincida con lo institucionalizado y legitimado por la cultura estadounidense.
Por oponerse como prototipo de belleza y, en consecuencia de cultura, equivale a desvanecer las diferencias culturales en la medida que hace “ajustan” a la cultura dominante.
Se otorga valor a las otras culturas en la medida que se articulan se alínean a la dominante.
Si el reconocimiento se logra a partir de la incorporación de una cultura a otra, que se afirma como la cultura o totalidad, el tipo de relaciones intersubjetivas se toman en mediaciones para la cosecuación de un programa de autoproducción y autorrealización históricas de la cultura hegemónica.
Si el certamen ”mis universo” con tribus la confirmación del absoluto es un recurso del que se vale la cultura estadounidense para justificar y mantener su dominio fundado en su supuesta superioridad con presuntas bases genéticas sustentadas científicamente.
Tomar conciencia de las implicaciones ético-políticas del certamen es el inicio de un proceso de sublevación para afirmarse en la alteridad.