1.1.5 PLAN NACIONAL DE DESARROLLO

Al asumir la presidencia se debe presentar un proyecto económico que determine los instrumentos de la política económica para lograr los objetivos fijados. En el gobierno de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) este proyecto se llamó Plan Nacional de Desarrollo, que plantea los siguientes aspectos:

  • Defensa de la soberanía y la promoción de los intereses de México en el mundo.
  • Ampliación de la vida democrática.
  • Recuperación económica con estabilidad de precios.
    • Mejoramiento productivo del nivel de vida de la población.
    • Para lograr lo anterior se estableció, por un lado, la modernización y la necesidad de una reforma del Estado, puesto que se venía presentando como un Estado propietario e ineficaz, y la existencia de una planta industrial interna sobreprotegida y poco competitiva, que el Estado promovería en lugar de dedicarse a hacer y fomentar en lugar de sustituir, enmarcado en una visión neoliberal a través de “pactos”, cuyos objetivos fundamentales son:
  • Abatimiento de la inflación.
  • Saneamiento de la finanzas públicas.
  • Menor intervención del Estado.
  • Mayor apertura al exterior.

Entre los aspectos fundamentales al inicio del gobierno de Salinas de Gortari destaca la reducción de la deuda externa, lo cual se logró al condonar los acreedores parte del principal en un 41% de los 48 500 millones de dólares adeudados a la banca comercial y la reducción de la tasa de interés a una tasa fija del 6.25 % con la obligación de pagar puntualmente, con el aval del Fondo Monetario Internacional, el cual comprometió al gobierno mexicano a una férrea disciplina en el gasto programado. Para ello se constituyeron dos fondos: uno a través de bonos del Tesoro estadounidense, para pagar intereses por 18 meses, y el segundo mediante bonos cupón cero a 30 años para el pago del principal; sin embargo, se emitieron también swaps para cambiar deuda pública por capital, presentándose una disminución de la carga de la deuda externa; aunado a ello el Estado obtuvo importantes ingresos por la venta empresas paraestatales, que generó un superávit en las finanzas públicas y creó expectativas económicas optimistas.

No obstante, para superávit se amplió el proceso privatizador subastando la infraestructura y servicios públicos, de tal forma que el Estado, al no tener más empresas que vender, se vio comprometido cada vez más con el saneamiento de las finanzas públicas. Esto obligó al Estado a continuar con su política fiscal contraccionista implantando la llamada miscelánea fiscal para reducir la evasión fiscal. Sin embargo, esto causó una reducción en el consumo reflejado desde 1991, por la disminución de las ventas en el mercado automotriz y en el sector comercio, entre otros; por ejemplo la rama de material y equipo electrónico reflejó, en 1993, una caída en las ventas cercana al 17%7, que se debió a la apertura de la frontera a mercancías y servicios extranjeros; por lo tanto, los empresarios tuvieron que reducir su nivel de producción o cerrar sus empresas (miles de micro, pequeñas y medianas industrias), creándose un desempleo del 3.4%, aproximadamente, en el primer bimestre de 1993 y un incremento del subempleo que se reflejó en el incremento del comercio ambulante y del índice delictivo.

Como se observa, al realizar un proceso privatizado al Estado pretendía lograr mayor competitividad y democratización del capital para establecer un equilibrio de precios internos con los precios internacionales para abatir la inflación; sin embargo, se propició un déficit comercial y una mayor concentración del ingreso.

Otro elemento para abatir la inflación fue la reducción de las tasas de interés a partir de la reprivatización de la banca en 1990, a un 34%, y la determinación de que la banca dejara de financiar al gobierno a fin de utilizar tasas de interés competitivas con el exterior. Con estas medidas los bancos estuvieron en posibilidad de competir y sanear sus finanzas, puesto que se presentó una lucha por los espacios en las Casas de Bolsa. Sobre todo por la inversión que realizaran en la modernización de sus servicios, entre ellos los cajeros automáticos y otros nuevos instrumentos de captación, como el realizar operaciones para financiar empresas de nueva creación y apoyar la producción de las empresas ya existentes, lo cual les permitió concentrar y centralizar el capital, constituyéndose una vinculación como el capital financiero y productivo.

Desde 1991 se redujo la tasa de interés por la entrada de capital y el incremento de la reserva internacional que llegó a una cifra récord de 20 mil millones de dólares, permitiendo un deslizamiento de 20 centavos diarios. Estos factores, entre otros, permitieron reducir el nivel inflacionario, lo cual se ha logrado por lo establecido en el Plan Nacional de Desarrollo, de llegar a un dígito y que en julio de 1993 fue de 9.7 por ciento.

Ante la incertidumbre del Tratado del Libre Comercio (TLC) y como consecuencia de las políticas económicas anteriores se presentó una tendencia recesiva desde 1992 hasta los primeros meses de 1993, es decir, que si el abatimiento de la inflación, la contracción

7 La Jornada. 21 de enero de 1994, p. 59.

salarial, la apertura comercial y la venta de empresas paraestatales han dejado ver ciertos beneficios económicos, por otro lado se ha constituido otro problema que es la desaceleración en las actividades económicas, ya que las ventas de las empresas han disminuido desde 1992.

Lo anterior se debe, en primer lugar, a los créditos tan caros (por altas tasas de interés a pasivos), y en segundo lugar a la entrada de mercancías del extranjero que tienen gran competitividad con las mercancías mexicanas, en cuanto a su precio, y la reducción de la demanda interna por la disminución en el nivel de vida y los bajos salarios. Ello está reflejado en un desequilibrio de la balanza comercial, que hasta el primer semestre de 1993 era de 1728 millones de dólares, promedio mensual, frente a un déficit en cuenta corriente de 21 millones de dólares, es decir, que la apretura comercial incrementó las importaciones y, por lo tanto, contrajo las exportaciones, manifestando este desequilibrio externo; la única opción para compensarlo es la entrada de capital extranjero.

Este problema económico puede advertirse en el crecimiento del PIB, registrado en 1990, 1991 y 1992, que fue de 4.4, 3.6 y del 2.6%, respectivamente. En el primer trimestre de 1993 se tuvo un incremento del 2.3% con respecto al primer trimestre del año anterior, lo cual no corresponde a la meta establecida para 1993, que era de entre el

2.5 y 3 por ciento.

El panorama que se presentó en la economía mexicana fue incertidumbre, de graves problemas que afectaban cada vez más y en mayor grado a la población mexicana, como el desempleo, subempleo, pérdida del poder adquisitivo para lograr una inflación de un dígito, y a pesar de la ampliación de la política social mediante el Programa Nacional de Solidaridad (Pronasol), se incrementaron los niveles de pobreza.

Sin embargo, los grupos empresariales y el Estado mostraban una actitud optimista ante la entrada en vigor del TLC, con el cual se preveía una recuperación paulatina; asimismo se aplicaron políticas económicas de corte neoliberal, para insertar a México en la globalización.

1. Desarrolla por escrito los diferentes problemas económicos que se han dado desde 1982. El siguiente cuadro te ayudará a ello.

Política económica de México

Política económicaGobierno anteriorGobierno actual
Objetivos
Características de los impuestos y el comportamiento del crédito
Comportamiento de las tasas de interés
Crecimiento del producto interno bruto
Niveles de inflación
Comportamiento de la balanza comercial
Devaluación del peso mexicano

Leave a Reply