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Taller de Lectura y Redacción 2 – Segundo Semestre

3.2.2 MODERNISMO

A partir de la necesidad intelectual de la América hispana por deshacerse de los moldes españoles, la burguesía estimuló un ideal que se fundamentaba en el pensamiento humanístico germinado desde las luchas liberales de independencia. Así, el Modernismo es el resultado de la ideología y sensibilidad burguesas que alcanzan su plenitud a fines del siglo XIX y principios del XX, tal como podemos observar en el

siguiente poema:

TEXTO 49

Juventud, divino tesoro, ¡ya te vas para no volver! ¡Cuando quiero llorar, no lloro, y a veces lloro sin querer…

Plural ha sido la celeste historia de mi corazón. Era una dulce niña, en este mundo de duelo y aflicción.

Miraba como el alba pura, sonreía como una flor. Era su cabellera oscura hecha de noche y de dolor.

Yo era tímido como un niño, ella, naturalmente, fue, para mi amor hecho de armiño, Herodias y Salomé.

¡Juventud, divino tesoro, ¡ya te vas para no volver! Cuando quiero llorar, no lloro, y a veces lloro sin querer…

La otra fue más sensitiva, y más consoladora y más halagadora y expresiva cual no pensé encontrar jamás.

Pues a su continua ternura una pasión violenta unía. En un peplo de gasa pura una bacante se envolvía.

En sus brazos tomó mi ensueño y lo arrulló como a un bebé… Y le mató triste y pequeño, falto de luz, falto de fe…

¡Juventud, divino tesoro, ya te vas para no volver! Cuando quiero llorar, no lloro, y a veces lloro sin querer…

Canción de Otoño en Primavera

Otra juzgó que era mi boca

el estuche de su pasión; y que me roería, loca

con sus dientes el corazón,

poniendo en un amor de exceso la mira de su voluntad, mientras era abrazo y beso síntesis de la eternidad;

y de nuestra carne ligera imaginar siempre un edén, sin pensar que la primavera y la carne acaban también…

¡Juventud, divino tesoro, ya te vas para no volver! Cuando quiero llorar, no lloro, y a veces lloro sin querer…

¡Y las demás! En tantos climas, en tantas tierras, siempre son, si no pretextos de mis rimas, fantasmas de mi corazón.

En vano busqué a la princesa que estaba triste de esperar. La vida es dura. Amarga y pesa ¡Ya no hay princesa que cantar!

Mas a pesar del tiempo terco, mi sed de amor no tiene fin; con el caballo gris me acerco a los rosales del jardín…

¡Juventud, divino tesoro, ya te vas para no volver! Cuando quiero llorar, no lloro, y a veces lloro sin querer…

¡Mas es mía el Alba de oro!

Rubén Darío

¿Considerarías que las frases utilizadas en el poema abusan del sentimentalismo?, ¿puedes identificar los diversos símbolos con que se expresa el autor?. ¿Qué semejanzas y diferencias encuentras entre este poema y el TEXTO 48 que corresponde a la corriente del Romanticismo?.

Entre las características de la corriente literaria del Modernismo, se encuentran las siguientes:

x Búsqueda de identidad latinoamericana.

x Tendencia hacia la musicalidad de los simbolistas ( quienes se expresan literariamente con el uso de símbolos).

x Consideración de los aspectos clásico ypor ejemplo:E”Ella, naturalmente, fue culto de la escuela poética parnasianapara mi amor hecho de (los parnasianos). armiño, Herodias y

Salomé…” x Expresión de motivos como cisnes, por ejemplo: “En vano busqué a la princesas y fauna rara (simbolismos). princesa que estaba triste de esperar…”.

x Guerra abierta a la frase hecha de forma

y contenido.
x Anhelo total de renovación en
ciertos temas.
x Búsquedaluminosas. de imágenes nuevas y por ejemplo: “Miraba como el alba pura sonreía como una flor.Era su cabellera
oscura hecha de noche
y de dolor.”

x Innovaciones artísticas y métricas.

3.2.1 ROMANTICISMO

El mundo romántico surgió como reacción revolucionaria de insatisfacción y de rebeldía ante la clase burguesa, sumida en la contemplación neoclásica del imperialismo francés rígido, reglamentado, antinacional, cerebral, racionalista, objetivo, frío y artificial que ponía en crisis la situación mundial.

El romántico trató de evadir la crisis concibiendo la vida con una nueva dimensión que se antojaba plena y sin limitaciones; es decir, en total actitud anticlasicista oponiéndose a las cadenas de las normas y al frío movimiento de la razón. De esta manera, el Romanticismo fue adquiriendo, ante las realidades económicas y políticas, un intenso nacionalismo después del fracaso de la Revolución Francesa, el triunfo del liberalismo (democracia), el progreso de la Revolución Industrial y la protesta social, ya que a partir del industrialismo se formaron dos clases sociales: la de los burgueses y la de los obreros.

Todo lo anterior se refleja en las obras de esta corriente literaria, como se observa en el siguiente texto:

TEXTO 48

Las Hojas Secas

El Sol se había puesto; las nubes, que cruzaban hechas jirones sobre mi cabeza, iban a amontonarse unas sobre otras en el horizonte lejano. El viento frío de las tardes de otoño arremolinaba las hojas secas a mis pies.

Yo estaba sentado al borde de un camino por donde siempre vuelven menos de los que van.

No sé en qué pensaba, si en efecto pensaba entonces en alguna cosa. Mi alma temblaba a punto de lanzarse al espacio, como el pájaro tiembla y agita ligeramente las alas antes de levantar el vuelo.

Hay momentos en que, merced a una serie de abstracciones, el espíritu se sustrae a cuanto le rodea y, replegándose en sí mismo, analiza y comprende todos los misteriosos fenómenos de la vida interna del hombre.

Hay otros en que se desliga de la carne, pierde su personalidad y se confunde con los elementos de la naturaleza, se relaciona con su modo de ser, y traduce su incomprensible lenguaje.

Yo me hallaba en uno de esos últimos momentos cuando solo y en medio de la escueta llanura oí hablar cerca de mí.

Eran dos hojas secas las que hablaban, y éste, poco más o menos, su extraño diálogo:

-¿De dónde vienes hermana?.

Vengo de rodar con el torbellino, envuelta en la nube del polvo y de las hojas secas nuestras compañeras, a lo largo de la interminable llanura. ¿Y tú?.
Yo he seguido algún tiempo la corriente del río, hasta que el vendaval me arrancó de entre el légamo y los juncos de la orilla.

-¿Y adónde vas?

-No lo sé. ¿Lo sabe acaso el viento que me empuja?.

-¡Ay! ¿Quién diría que habíamos de acabar amarillas y secas arrastrándonos por la tierra, nosotras que vivimos vestidas de color y de luz meciéndonos en el aire?.

-¿Te acuerdas de los hermosos días en que brotamos; de aquella apacible mañana en que, roto el hinchado botón que nos servía de cuna, nos desplegamos al templado beso del sol como un abanico de esmeraldas?.

-¡Oh! ¡Qué dulce era sentirse balanceada por la brisa a aquella altura, bebiendo por todos los poros el aire y la luz!.

-¡Oh! ¡Qué hermoso era ver correr el agua del río que lamía las retorcidas raíces del añoso tronco que nos sustentaba, aquel agua limpia y transparente que copiaba como un espejo el azul del cielo, de modo que creíamos vivir suspendidas entre dos abismos azules!.

-¡Con qué placer nos asomábamos por encima de las verdes frondas para vernos retratadas en la temblorosa corriente!.

-¡Cómo cantábamos juntas imitando el rumor de la brisa y siguiendo el ritmo de las ondas!.

-Los insectos brillantes revoloteaban desplegando sus alas de gasa a nuestro alrededor.

-Y las mariposas blancas y las libélulas, que giran por el aire en extraños círculos, se paraban un momento en nuestros dentellados bordes a contarse los secretos de ese misterioso amor que dura un instante y les consume la vida.

-Cada cual de nosotras era una nota en el concierto de los bosques.

-Cada cual de nosotras era un tono en la armonía de su color.

– En las noches de luna, cuando su plateada luz resbalaba sobre la cima de los montes, ¿te acuerdas cómo charlábamos en voz baja entre las diáfanas sombras?.

-Y referíamos con un blando susurro las historias de los silfos que se columpian en los hilos de oro que cuelgan las arañas entre los árboles.

Hasta que suspendíamos nuestra monótona charla para oír embebecidas las quejas del ruiseñor, que había escogido nuestro tronco por escabel.
Y eran tan tristes y tan suaves sus lamentos que, aunque llenas de gozo al oírle, nos amanecía llorando.

-¡Oh! ¡Qué dulces eran aquellas lágrimas que nos prestaba el rocío de la noche y que resplandecían con todos los colores del iris a la primera luz de la aurora!.

Después vino la alegre banda de jilgueros a llenar de vida y de ruidos el bosque con la alborozada y confusa algarabía de sus cantos.

-Y una enamorada pareja colgó junto a nosotras su redondo nido de aristas y de plumas.

-Nosotras servíamos de abrigo a los pequeñuelos contra las molestas gotas de lluvia en las tempestades de verano.

-Nosotras les servíamos de dosel y los defendíamos de los importunos rayos del sol.

– Nuestra vida pasaba como un sueño de oro, del que no sospechábamos que se podría despertar.

-Una hermosa tarde en que todo parecía sonreír a nuestro alrededor, en que el sol poniente encendía el ocaso y arrebolaba las nubes, y de la tierra ligeramente húmeda se levantaban efluvios de vida y perfumes de flores, dos amantes se detuvieron a la orilla del agua y al pie del tronco que nos sostenía.

¡Nunca se borrará ese recuerdo de mi memoria!. Ella era joven, casi una niña, hermosay pálida. Él le decía con ternura:

¿Por qué lloras? -Perdona este involuntario sentimiento de egoísmo- le respondió ella enjugándose una lágrima-; lloro por mí. Lloro la vida que me huye: cuando el ciclo se corona de rayos de luz, y la tierra se viste de verdura y de flores, y el viento trae perfumes y cantos de pájaros y armonías distantes, y se ama y se siente una amada ¡la vida es buena! – ¿Y por qué no has de vivir? – insistió él, estrechándole las manos conmovido.- Porque es imposible. Cuando caigan secas esa hojas que murmuran armoniosas sobre nuestras cabezas, yo moriré también, y el viento llevará algún día su polvo y el mío quién sabe adónde.
Yo lo oí y tu lo oíste, y nos estremecimos y callamos. ¡Debíamos secarnos! ¡Debíamos morir y girar arrastradas por los remolinos del viento!. Mudas y llenas de terror permanecíamos aún cuando llegó la noche. ¡Oh! ¡Qué noche tan horrible!.

-Por primera vez faltó a su cita el enamorado ruiseñor que la encantaba con sus quejas.

-A poco volaron los pájaros, y con ellos sus pequeñuelos ya vestidos de plumas; y quedó el nido solo, columpiándose lentamente y triste, como la cuna vacía de un niño muerto.

– Y huyeron las mariposas y las libélulas azules, dejando su lugar a los insectos oscuros que venían, a roer nuestras fibras y a depositar en nuestro seno sus asquerosas larvas.

-¡Oh! ¡Y cómo nos estremecíamos encogidas al helado contacto de las escarchas de la noche!

Perdimos el color y la frescura.
Perdimos la suavidad y las formas, y lo que antes al tocarnos era como rumor de besos, como murmullo de palabras de enamorados, luego se convirtió en áspero ruido, seco, desagradable y triste.

– ¡Y al fin volamos desprendidas!

-Hollada bajo el pie de indiferente pasajero, sin cesar arrastrada de un punto a otro entre el polvo y el fango, me he juzgado dichosa cuando podía reposar un instante en el profundo surco de un camino.

-Yo he dado vueltas sin cesar arrastrada por la turbia corriente, y en mi larga peregrinación ví, solo, enlutado y sombrío, contemplando con una mirada distraída las aguas que pasaban y las hojas secas que marcaban su movimiento, a uno de los dos amantes cuyas palabras nos hicieron presentir la muerte.

-¡Ella también se desprendió de la vida y acaso dormirá en una fosa reciente, sobre la que yo me detuve un momento!

-¡Ay! Ella duerme y reposa al fin; pero nosotras, ¿cuándo acabaremos este largo viaje?.

-¡Nunca! … Ya el viento que nos dejó reposar un punto vuelve a soplar, y ya me siento estremecida para levantarme de la tierra y seguir con él. ¡Adiós, hermana!.

-¡Adiós!

…………………………. Silbó el aire que había permanecido un momento callado, y las hojas se levantaron en confuso remolino, perdiéndose a lo lejos entre las tinieblas de la noche.

Y yo pensé entonces algo que no puedo recordar, y que, aunque lo recordase, no encontraría palabras para decirlo.

Gustavo Adolfo Bécquer

¿Puedes apreciar los sentimientos que se expresan en el texto anterior?, ¿notas cómo se exagera en la descripción de lo que vivieron las hojas secas? ¿puedes darte cuenta de la melancolía que transmite el sujeto que escucha a las hojas?. ¿Qué otras características pudiste observar?.

El Romanticismo, como corriente literaria, tiene las siguientes características:

x Contemplación apasionada o melancólica. Por ejemplo: “Mi alma temblaba a punto de lanzarse al espacio”

x Exaltación de lo exótico, folklórico, Por ejemplo: “ …nos desplegamos exagerado o pintoresco y la naturaleza al templado beso del salvaje. sol como un abanico

de esmeraldas”.

x Predominio del sentimiento sobre la razón. Por ejemplo: “Perdona este involuntario sentimiento de egoísmo…”

x Espíritu nacionalista.

x Encanto en sus ideales caballerescos yafán de justicia y libertad.

x Predominio de lo histórico.

3.2 CORRIENTES LITERARIAS

Cuando has leído diferentes textos literarios ¿cuáles son los que más te han gustado?; porque habrán llegado a tus manos algunos temas románticos o algunas historias fantásticas. Este tipo de diferencias entre las obras se debe a su pertenencia a una u otra corriente literaria, pero ¿cómo surgen las diferentes corrientes?, ¿en qué consisten?.

Anteriormente vimos cómo los hechos históricos determinan la forma en que un individuo percibe la realidad. En el caso de las obras literarias se pueden apreciar diferencias en cuanto a su contenido o su forma, debido a que son el resultado del contexto histórico que vive el autor. El producto de un determinado contexto histórico es lo que se conoce como corriente literaria.

La corriente literaria es aquella tendencia que caracteriza a un grupo de escritores, de acuerdo con las similitudes que comparten en cuanto al tema que abordan, la técnica que emplean, la finalidad que persiguen e incluso la ideología que adoptan; precisando con ello una moda literaria propia de un lugar y de una época.

En este tema estudiaremos particularmente tres corrientes literarias: Romanticismo, Modernismo y Realismo Mágico.

 

3.1 CONTEXTO HISTÓRICO

Ya en capítulos anteriores estudiaste la obra literaria desde diferentes perspectivas: la forma en que está escrita (prosa o verso) y el género al que pertenece (narrativo, dramático o lírico). Ahora veremos cómo una serie de características del medio que rodea al autor está presente en su obra.

En alguna ocasión habrás tenido oportunidad de ver una película basada en una obra literaria, y si has leído ese texto habrás notado algunas diferencias entre el tratamiento del tema cuando es narrado en un escrito y cuando es presentado en una proyección, ¿por qué crees que esto suceda?. Pues ocurre algo similar entre dos textos sobre el mismo tema pero escritos en diferentes épocas y por distintos autores. ¿Sabías que a través de un texto literario el autor refleja los problemas que vive toda una sociedad?.

El contexto histórico determina ciertas características de las obras literarias, se refiere a aquellas acciones políticas, sociales y económicas que vive un autor, enmarcando el momento de su creación artística.

Para ejemplificar la forma en que el contexto histórico influye en una obra veremos un poema de Gonzalo de Berceo quien vivió en el siglo XIII, en la época Medieval (siglo V al XV), y cuya producción artística se caracteriza por su tema religioso, producto de su vida al servicio de la Iglesia cristiana. La época en la que vivió este autor se visualiza como el resultado de la decadencia del Imperio romano, cuyas estructuras políticas, económicas, sociales y religiosas en franca derrota ya no funcionaban, de modo que en toda la obra de Berceo es visible cómo los temas de orden religioso tienen primacía.

Durante el Medioevo, las obras artísticas tratan como tema central la figura de Dios, los dogmas y la fe, como lo constatamos en el siguiente poema:

TEXTO 45 Los Árboles que dan Sombra Dulce y Donosa,son los Santos Milagros de la Virgen Gloriosa.

Yo maestro Gonzalo de Berceo nombrado, andando en romería llegué una vez a un prado todo verde y no hollado, de flores bien poblado, lugar muy a propósito para un hombre cansado.

Daban un gran olor las flores bien olientes, refrescaban de un hombre las caras y las mientes, manaban cada canto fuentes claras corrientes, en verano bien frías, en invierno calientes.

Abundaban allí las buenas arboledas, higueras y granados, peras y manzaneras, muchas otras frutas de diversas monedas, todas buenas y dulces, ni podridas ni acedas.

La verdura del prado y el olor de las flores, la sombra de los árboles de templados sabores, refrescáronme todo y perdí los sudores, puede vivir el hombre con aquellos olores.

El fruto de los árboles era dulce y sabrido, si don Adán hubiese de tal fruto comido, un engaño tan grande nunca hubiera sufrido, ni tantas aflicciones doña Eva y su marido.

Caballeros y amigos, lo que expresado habemos es oscura palabra, aclararla queremos, quitemos la corteza, al meollo lleguemos, cojamos lo de dentro, lo de fuera dejemos.

Todos cuantos vivimos y con los pies andamos, estemos en la cárcel o en un lecho yazgamos, todos somos romeros que nuestra senda andamos, San Pedro dijo esto, por él os lo probamos.

Cuantos aquí vivimos, en ajeno moramos; la estancia duradera arriba la esperamos. La nuestra romería en verdad la acabamos, cuando hacia el paraíso las almas enviamos.

En esta romería tenemos un buen prado, en donde halla refugio el romero cansado: la Virgen Gloriosa, madre del buen criado, del cual otro ninguno semejante fue hallado.

Este prado fue siempre verde en honestidad, pues nunca tuvo mácula en su virginidad, post partum e in partu fue virgen de verdad, ilesa e incorrupta es en su integridad.

Jamás había hallado lugar tan delicioso, ni sombra tan templada, ni aroma tan sabroso, me quité mi ropilla por yacer más gozoso y me tendí a la sombra de un árbol muy hermoso.

Yaciendo así a la sombra perdí todos cuidados, escuché trinos de aves dulces, y modulados: nunca oyeron los hombres órganos más templados, ni que formar pudiesen sones más acordados.

El referido prado tenia otra bondad por calor ni por frío perdía su beldad, siempre estaba muy verde en su totalidad, nunca lo marchitaba ninguna tempestad.

En cuanto me encontré en la tierra acostado, de todo sufrimiento me vi desocupado, olvidé toda cuita, ya el dolor ahuyentado; ¡quién habitase allí seria venturado!

Los hombres y las aves que a aquel prado acudían se llevaban las flores que llevarse querían, pero mengua en el prado jamás ninguna hacían: si se llevaban una, tres y cuatro nacían.

Parecía aquel prado igual que el paraíso, donde dios tanta gracia y gran bendición quiso, maestro y sabio fue quien todo aquello hizo: hombre que allí viviese no perdería el viso.

Las cuatro fuentes claras que del prado manaban, son los cuatro evangelios, eso significaban, y los evangelistas, cuatro, que los dictaban, cuando los escribían, con la Virgen hablaban.

Lo que ellos escribían, ella se lo enmendaba, nada se discutía de lo que ella alababa, y parece que el riego todo de ella manaba, y por lo menos de ella nada se separaba.

La sombra de los árboles, sana, agradable y pía, donde halla refugio toda la romería, si son las oraciones de la Virgen María, que por los pecadores implora noche y día.

Cuantos son en el mundo justos y pecadores, coronados y legos, reyes y emperadores, allí corrimos todos, vasallos y señores, y todos a su sombra arrancamos sus flores.

Los árboles que dan sombra dulce y donosa, son los santos milagros de la Virgen Gloriosa, y son mucho más dulces que la azúcar sabrosa que dan a los enfermos en la cuita rabiosa.

Gonzalo de Berceo

Ahora veremos la obra de otro poeta: León Felipe, cuyo contexto histórico es completamente distinto al de Gonzalo de Berceo. El poema que hemos seleccionado se gesta durante la Guerra Civil Española hacia el año de 1936, cuando las fuerzas de Francisco Franco, apoyado por Mussolini y Hitler, masacran al pueblo y derrocan el gobierno Republicano Español de tendencias socialistas.

En un siglo como el nuestro, caracterizado por el estallamiento de grandes guerras mundiales, internacionales y nacionales (Viet Nam, Revolución Mexicana, etc.), el poema de León Felipe manifiesta un dolor profundo por la soledad y abandono en que se encuentran los seres, precisamente, después de la guerra Civil Española. (El mismo León Felipe se exilió en México, donde vivió hasta su muerte).

Esta concepción de soledad y abandono la manifiesta en el poema. “S. O. S.”:

TEXTO 46
S. O. S. 38
Dios está en todas partes, hijos míos. en la tierra, S.O.S. S.O.S. S.O.S.
en el agua, y en el viento. Pero hoy nadie le encuentra, ni el detective Grabadlas en la piedra honda, en la cometa y en el náufrago papel de la botella.
ni el sabueso ni el poeta. Y éstas son, hijos míos, las tres primeras letras que tenéis que aprender en la escuela: Dios está en todas partes, hijos míos. ¡A ver si lo encontráis y nos encuentra!.

¿Puedes identificar el tema que abordan los poetas?. ¿Notas las diferencias en la forma en que los autores tratan el tema?. ¿Puedes apreciar la actitud que manifiestan cada uno de los autores al escribir estos poemas?.

38 Tomado de León Felipe. Español del Éxodo y del Llanto. Málaga.

Para que confirmes, una vez más, cómo el contexto histórico de un autor influye en su obra, lee atentamente el siguiente poema y resuelve lo que se te pide posteriormente:

TEXTO 47 Hombre que Mira su País desde el Exilio

a Fleur
País verde y herido comarquita de veras patria pobre país estremecido puño y letra calabozo y praderas
país ronco y vacío tumba muchacha sangre sobre sangre país ya te armarás pedazo por pedazo pueblo mi pueblo
país lejos y cerca ocasión del verdugo los mejores al cepo país que no te tengo vida y muerte cómo te necesito
país violín en bolsa o silencio hospital o pobre artigas país verde y herido comarquita de veras patria pobre
Mario Benedetti.
Realiza lo siguiente:
1. Elabora una paráfrasis del poema:

2. Investiga y escribe los principales datos biográficos de Mario Benedetti:

  1. Investiga y escribe los sucesos que se dan en su entorno social:
  2. ¿Cómo influye la problemática social en este poema?.
  3. ¿Qué actitud manifiesta el autor en este poema?.
  4. ¿Cuál es el tema del poema?.

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Observa el siguiente esquema y podrás reconocer porqué un contexto histórico determinado influye en una obra literaria: