1.1.4 TIPOS DE LECTOR

Hay un lector pasivo: el estudiante que abre un libro sin saber exactamente qué busca, sin conocer las estructuras del discurso científico. Eso lo lleva a leer distraídamente, a perderse, aburrirse y, finalmente, a perder su tiempo. Y peor aún, a fracasar como estudiante. ¡Cuidado!, el lector pasivo no tiene un plan, se aburre, se distrae.

El lector pasivo se acerca al texto científico:

  • Sin tener ideas claras de lo que busca.
  • Sin aplicar el conocimiento de las estructuras del discurso científico.

Pero también hay un lector activo: aquel estudiante que se acerca a un libro sabiendo qué busca, incluso hace una lista de los puntos que quiere aclarar. Conoce las estructuras del discurso científico y aplica tal conocimiento.

Es decir: Sabe qué busca y para qué lo hace, y cómo encontrarlo en el texto.

Para ayudarse elabora mentalmente o por escrito una serie de preguntas, una guía. Así su lectura se convierte en la búsqueda de respuestas a sus interrogantes. De esta manera se concentra, evita las distracciones y la pérdida de tiempo.

El lector activo:

  • Tiene claridad de cuáles son los puntos que busca conocer a través de la lectura.
  • Elabora un listado de lo que desea encontrar (mental o escrito).
  • Escribe una guía de preguntas sobre el tema a investigar.
  • Lee buscando respuestas.
  • Se concentra en lo que desea conocer.
  • Aplica el conocimiento de la estructura del discurso científico.

Hemos aclarado algunos aspectos de cómo convertirte en un lector activo. Pero tal vez te preguntes cuál es la estructura del discurso científico que necesitas conocer. Ese será el contenido del tema 1.2 de este capítulo, antes debemos aclararte otro punto relacionado con la lectura.

 

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