Keynes no elaboró una teoría completa del ciclo económico, sino que se refirió más bien a una de sus fases particulares: la depresión, a pesar de que al definir el movimiento cíclico se ocupa de su carácter acumulativo y de que los movimientos ascendentes y descendentes acaban por invertirse; no hace un estudio minucioso de las fases, pero es posible construir un esbozo de las frases del ciclo según la Teoría Keynesiana.
Auge o Prosperidad
Keynes mencionó tres causas para la iniciación de un auge: la absorción de existencias, la depreciación y la obsolescencia del capital fijo. La duración de una depresión está medida por el tiempo que se llevan estos fenómenos. Si las existencias son muy grandes, más prolongadas será la depresión.
Una vez que las previsiones de utilidades de los empresarios han mejorado, se iniciarán las nuevas inversiones:
Mientras el auge continúa, la mayor parte de las nuevas inversiones muestran un rendimiento habitual que no deja de ser satisfactorio, sin embargo, esto no puede durar mucho, porque de repente surgen dudas en relación con la confianza que pueden tenerse en el rendimiento probable, quizá porque el actual muestra señales de baja medida que las existencias de bienes durables de reciente producción aumentan en forma sostenida… una vez que la duda surge, se extiende rápidamente.
Últimas etapas del auge y principios de la depresión.
Keynes explicaba en las últimas etapas del auge se caracterizan por: una abundancia creciente de bienes de capital; por el ascenso constante de los costos de producción, y por el alza de la tasa de interés. El optimismo exagerado de los empresarios pone un velo transitorio a la existencia de estos factores; el optimismo es lo bastante fuerte para neutralizar los efectos de la abundancia creciente de bienes de capital, el aumento de los costos de producción y las altas tasas de interés. Aunque la caída se inicia por un aumento de la tasa de interés, la característica es un colapso de la eficiencia marginal del capital. El aumento de la tasa de interés se debe a que en las postrimerías del auge aumenta la preferencia de liquidez (demanda de dinero) por los motivos de transacción y especulación. Nace el pesimismo, la incertidumbre y el desencanto se cierne sobre los mercados de inversión organizados, la situación se agrava, como ya se dijo, por la especulación y la influencia de los compradores ignorante.
Aparte de los aumentos que sufre la preferencia de liquidez por el mayor comercio y especulación durante el auge, no vuelve a subir sino hasta después del derrumbamiento de la eficiencia marginal del capital. El aumento de la tasa de interés agrava la depresión.
La Depresión
Se caracteriza por el pesimismo, previsiones de pérdidas, aumento de existencias, disminución de ventas, desocupación, demanda efectiva insuficiente, etc., fenómenos que tienen su origen en la caída de la eficiencia marginal del capital. La depresión será tanto más honda y prolongada mientras más bajo haya caído el nivel de aquella. Sin embargo, el tiempo necesario para la recuperación no tiene una duración arbitraria, sino que depende de la duración de los bienes de larga vida comparada con la tasa normal de crecimiento en una época dada y de los costos de almacenamiento de las existencias excedentes.
Estos hechos hacen que la depresión muestre determinada regularidad habitual en, digamos, tres y cinco años. En la medida que se va eliminando las existencias y el uso, la decadencia y la obsolencia reducen el capital, se va abriendo el camino para la recuperación. Una disminución de la tasa de interés puede ayudar a salir de la depresión, pero si la eficiencia marginal del capital ha caído por completo, cualquier baja de aquella será insuficiente, ya que en ocasiones la eficiencia marginal de capital puede llegar a ser negativa. Resucitarla no es un problema fácil, ya que se guía por la psicología cambiante del hombre de negocios; además, el retorno a la confianza es muy poco controlable en el capitalismo de economía individual. El descenso como el auge, adquiere un movimiento acumulativo; es necesario que el ciclo recorra parte de su camino para que exista un aliciente de recuperación. La caída de la eficiencia marginal del capital puede efectuar la propensión al consumo a través de la bolsa de valores: la caída del valor de mercado de los valores de rendimiento variable en la bolsa puede ejercer una influencia depresiva sobre las personas que toman interés activo en sus inversiones en la bolsa, pues con un público de “mentalidad de accionistas” como el de Estados Unidos de la actualidad, un mercado de valores al alza puede ser condición casi esencial de una propensión a consumir satisfactoria; y esta circunstancia, generalmente desdeñada hasta hace poco, sirve evidentemente para agravar más aún el efecto depresivo de una baja en la eficiencia marginal del capital… Para salir de la depresión Keynes propone sobre el particular, medidas concretas aplicables a esta fase del ciclo y medidas generales que intentan suavizar o eliminar el ciclo de todas sus fases e incluso medidas que tienden a modificar el sistema capitalista.18
La Recuperación.
Ésta se inicia cuando surgen motivos que mejoren las previsiones de utilidad de los empresarios, pero sólo a partir de la disminución de las existencias y la escasez de los bienes de capital. Ya para entonces la tasa de interés habrá llegado a su límite inferior extremo, por lo que será un factor que estimule la recuperación, siempre y cuando ya se haya presentado un aumento de la eficiencia marginal del capital.
Al reaccionar ésta surgen las primeras inversiones, que se propagan mediante el contrario del optimismo, iniciándose una nueva fase ascendente que adquiere carácter acumulativo. La función del consumo proporciona una respuesta adecuada al problema de por qué, tanto los movimientos de alza y baja, se invierten fácilmente.
El 23 de junio de 1986 se puso en operación el Plan de Aliento y Crecimiento (PAC), el cual comprendía una política activa y congruente con la lucha antiinflacionaria y el fomento de las actividades productivas. Este programa supone la continuidad del PIRE y del PND, aunque a diferencia de éstos establece un tipo de negociación de la deuda externa y busca un crecimiento del PIB entre el 3 y 4%, en 1987. Además, introduce cambios en la estrategia económicas de tipo estructural como:
a) Modificar términos en la negociación de la deuda externa. b) Adecuar el servicio de la deuda externa a la capacidad de pago. c) Introducirse nuevos instrumentos de captación, así como liberar créditos al sector
privado y buscar bajas tasas de interés d) Franco y decidido apoyo a la inversión privada para proteger a la planta productiva y
al empleo e) Reestructurar la política fiscal de la administración tributaria, así como una política
realista de precios y tarifas.
El PAC pretendía resolver problemas económicos y sociales, pero en la práctica no tuvo efecto favorable para la sociedad.
Este programa también pretendía ajustar la economía a la realidad externa; recuperar las exportaciones no petroleras y fortalecer las áreas estratégicas del Estado. Respecto a la deuda externa se planeaba no recurrir a la moratoria o suspensión de pagos estricto del servicio de la deuda externa, sino establecer un tipo de negociaciones con los acreedores, sin sacrificar el bienestar del pueblo.
Con base en el PAC se estableció un convenio con el Fondo Monetario Internacional (FMI), denominado Programa de Ajuste, de 18 meses, en el que se solicita un préstamo de 12 mil millones de dólares, estableciendo, además, las siguientes políticas de carácter externo:
Reducción del gasto público.
Apoyo a la inversión extranjera.
Venta o liquidación de empresas paraestatales.
Ajustes de precios y salarios.
Este programa se consideró de origen exógeno, pues sus políticas provenían del extranjero, debilitando la soberanía nacional y exponiendo nuestra economía a los intereses externos. Al finalizar 1986 los resultados fueron alarmantes: reducción del PIB de 4% en relación con el año anterior e inflación del 106 por ciento.
La deuda externa alcanzó los 100 mil millones de dólares, las tasas de interés continuaron al alza (más de 100%), la deuda interna llegó a 10.5 billones de pesos, la devaluación siguió en curso, sobrepasando a 1600 pesos por dólar, así como una tasa de inflación superior al 100% y una contracción del PIB del 4 por ciento.
La principal causa de la contracción del PIB fue la desinversión productiva, que se presentó como consecuencia de las altas tasas de interés, pues los empresarios preferían invertir en valores y cuentas bancarias, que en actividades productivas, de ahí que aumentara el desempleo cada día. La principal causa del endeudamiento interno y externo es la falta de ahorro interno, que se deriva de los bajos niveles de productividad e ingresos.
La inflación depende de dos variables: externas (fluctuaciones del precio del petróleo, tasas de interés internacionales y el comportamiento de la economía de Estados Unidos), e internas (principalmente la política presupuestal); por ejemplo, cuando los ingresos son menores que los gastos se presenta a un déficit presupuestal. Al crecer el déficit público el gobierno tiende aún más a los mercados de crédito, desplazando las tasas de interés y la misma inflación a niveles más altos. Al agotarse las fuentes de crédito local, el gobierno emitió más circulante par financiarse, creciendo aún más la tasa de inflación.
La causa principal de la devaluación es el desequilibrio monetario, que ha llevado al gobierno al desmedido endeudamiento interno y externo (principalmente); al aumento de impuestos, causando el enorme déficit presupuestal que ha ocasionado un alza generalizada de los precios y la disminución de la producción. Durante el primer semestre de 1987 la economía transitaba por una posible y breve recuperación. Se logró modificar el comportamiento de algunas variables económicas, sobre todo las relaciones con el extranjero; aumentó el superávit comercial; mejoro el precio del petróleo; se incrementaron las exportaciones no petroleras y se mantuvo una reserva de divisas del orden de los 14 500 millones de dólares. Entre otros factores hubo una breve recuperación de la actividad económica registrándose tasas positivas del crecimiento de la producción industrial total.
Estos acontecimientos están relacionados con la crisis cíclica de carácter estructural, donde hay una ligera recuperación en las actividades económicas, aunque nuevamente se presenta la depresión y la crisis crónica.
A partir del segundo semestre de 1987 lo más destacado fue un aumento del superávit comercial de 39% y la acumulación de las reservas de las divisas, que se mantuvo estable como en el primer semestre, pero fueron acompañadas por una inflación acumulada desde enero, de 78%; una tasa de desempleo del 5% en relación con el año anterior, así como una débil recuperación del 1% en las actividades productivas, que agudizó la dependencia y la desarticulación de los sectores productivos.
De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), el aumento del superávit comercial se debió principalmente al incremento en 39% de las exportaciones, la recuperación en el precio del petróleo y el crecimiento de las exportaciones manufactureras, estimuladas por el alza del tipo de cambio que fue de 1591 pesos por dólar al finalizar 1987; la liberación del comercio exterior, la debilidad de la demanda interna, y la disminución del salario real por la alta tasa inflacionaria.
1. ¿Cuál sería la solución para que México alcance un crecimiento continuo: endeudarse más con el extranjero, aumentando las inversiones extranjeras o vendiendo empresas paraestatales?
El boom de la bolsa
Se entiende por boom (auge) el crecimiento del índice del mercado accionario, en cuanto al precio de las acciones que se ofrecen al público.
Las acciones que se cotizan en la bolsa de valores son los documentos que respaldan a las empresas, su productividad y rentabilidad, que producen una fluctuación periódica en su cotización en el mercado accionario.
El índice de precios y cotizaciones de la Bolsas Mexicana de Valores creció 700% entre el último día de 1986 y la primera hora de la operación del mercado del 5 de octubre de 1987, siendo el punto más alto del auge de la Bolsa, esta cifra fue la más alta de los mercados de los valores a nivel mundial. Cabe aclarar que en cada país existieron causas específicas para el auge del mercado. No obstante, el fenómeno de carácter general se relacionó con los siguientes elementos:
Primero, en 1987, el auge accionario sigue, conforme se percibe la recuperación económica, con base en el aumento de los ingresos petroleros y un aumento importante en las exportaciones no petroleras. Segundo, se relaciona con las transformaciones tecnológicas que se han producido en el campo del servicio financiero, mismo que ha causado el desarrollo de nuevos instrumentos y un cambio en el funcionamiento interno de las instituciones tradicionales. Asimismo, el boom se caracterizó por el proceso de crecimiento de innovaciones financieras que acompañó el surgimiento de instrumentos financieros con un aumento de los valores reales.
El crack de 1987
El 19 de octubre de 1987 se produjo un crack (caída) en la bolsa de valores de casi todos los países desarrollados. Para México la crisis bursátil fue el principio de una secuencia de transtornos financieros, lo que lo obligó a poner en práctica un programa de estabilización, cuyo objetivo era erradicar la inflación crónica y los desajustes económicos que se padecían de tiempo atrás.
Las acciones se volvieron menos atractivas ante las perspectivas de mayor inflación y altas tasas de interés, y los instrumentos de producción (metales, petrobonos, Certificados de la Tesorería, Pagarés de la Federación, etc.) se hicieron más rentables para invertir pues, respaldos por el Estado, aumentaron su liquidez es decir, se podían comprar y vender con facilidad, además de contar con alto rendimiento.
1. Si Tuvieras 100 mil pesos ¿en qué los invertirías?, comprar acciones en la bolsa de valores (recuerda que suben y bajan bruscamente), comprar bienes raíces (casas, terrenos, edificios, etc.) o invertir en instrumentos de protección. Coméntalo con tus compañeros, tu profesor o tu asesor.
Como ya se indicó, la utilidad de la matriz radica en que permite cuantificar las interrelaciones de los diversos sectores de la economía, a fin de examinar las repercusiones que sobre cada uno de ellos tendría una modificación en su demanda final. Al incrementarse la producción de cualquier artículo manufacturado (de demanda final), para satisfacer una mayor demanda del mismo, no bastará con aumentar en esa magnitud el valor bruto de la producción, sino que será necesario elevarlo en una proporción mayor, pues la industria afectada incrementará la compra de materias primas indispensables en el proceso de producción; por lo tanto, este crecimiento de insumos exigirá, a su vez, un aumento en la producción de las industrias que lo suministran.
Esto significa que la materia prima dependerá del incremento en la producción de la industria afectada. Esta relación se conoce como coeficiente técnico de producción y es un reflejo de la estructura de costos, lo que indica la magnitud tanto de las materias primas como de cada uno de los factores productivos que le son necesarias para producir una unidad de valor bruto de producción.
Lo anterior presupone que la relación funcional entre insumos y producción bruta es de carácter lineal; es decir, que todos los insumos correspondientes a cada uno de los sectores varían en la misma proporción en que se modifique la producción bruta de ese sector.
Si se desea satisfacer el aumento de la demanda de un producto cualquiera, los coeficientes técnicos de producción permiten determinar cuánto tendrá que incrementarse la producción, no sólo de la industria correspondiente sino también de todos los otros sectores de la economía que proporcionan los bienes y servicios requeridos. Pero a su vez, la mayor producción de los otros sectores destinada a proporcionar las materias primas y servicios que necesita la industria afectada, exige el abastecimiento de insumos intermedios para llevar a cabo el proceso productivo, lo que de nuevo repercutirá sobre las necesidades de producción de todos los sectores.
La interdependencia existente entre las distintas actividades económicas origina una cadena de reacciones, comprometiendo nuevos sectores. Lo que se trata de cuantificar, a través del modelo de insumo-producto, no son los efectos directos sino los indirectos que pueden tener el incremento en la actividad de un sector específico, por lo cual será preciso determinar los coeficientes de requisitos directos e indirectos por unidad de demanda final, con la finalidad de conocer todas las repercusiones que tendrán sobre las necesidades de producción de cada sector, un aumento en la actividad de cualquier industria destinada a satisfacer la producción bruta, que tendrá que alcanzarse en cada sector para satisfacer una demanda final dada.
Coeficientes técnicos de producción
Para conocer las relaciones directas de producción entre cada uno de los sectores se determinan los coeficientes técnicos de producción que representan el monto de los insumos intermedios que necesita un sector ij para producir una unidad de valor bruto de producción. Esta relación se conoce con la literal aij y significa lo que tiene que comprar el sector j al sector i para producir una unidad de valor bruto de producción, obteniéndose a través de la división del insumo entre el total del valor bruto de la producción del sector que compra:
aij = xijXj
Por lo tanto, la cantidad de insumos que necesita el sector j del sector i (xij) para alcanzar un cierto nivel de producción bruta, se determina multiplicando el coeficiente técnico respectivo (aij) por el valor bruto de la producción del sector j (xj).
Xij = aij · Xj
Dada esta relación lineal dentro de la función de producción, la suma – desde el punto de vista vertical de la matriz- de todos los coeficientes técnicos de producción debe dar la unidad, en virtud de que muestra la estructura de costos para producir una unidad de valor bruto de producción. Mientras que la demanda, vista horizontalmente, no debe sumar la unidad por la sencilla razón de que lo que se relaciona son las compras por unidad de valor bruto de la producción, pero no las ventas.
Los coeficientes, al igual que los insumos, registran dos subíndices; el primero (de izquierda a derecha) indica el sector que proporciona los insumos intermedios, y el segundo el que los compra. En términos generales, podría ilustrarse una matriz de coeficientes técnicos, correspondiente al cuadro de transacciones intersectoriales, en la siguiente forma:
Cuadro35. Cuadro de transacciones intersectoriales.
Ventas
Demanda intermedia
Compras
1
2
3
1
a11
a12
a13
2
a21
a22
a23
3
a31
a32
a33
Si se multiplican los coeficientes técnicos de producción por el valor bruto de la producción del sector que compra se obtienen, horizontalmente, las ventas intermedias de un sector y, verticalmente, las compras de ese sector.
Sector 1:
a11X1 + a12X2 + a13X3 +… = total de ventas intermedias
a11X1 + a21X1 + a31X1 +… = total de compras intermedias
Con base en las cifras proporcionadas en el cuadro 39, correspondiente a la matriz de insumo-producto de una economía cerrada, se obtiene la siguiente matriz de los coeficientes técnicos de producción para cada uno de los sectores, corroborándose la afirmación de que verticalmente la suma de dichos coeficientes es igual a la unidad.
Cuadro 36. Matriz de coeficientes técnicos de producción
Compras
Demanda intermedia
suma
DF
VBP
Ventas
agro.
ind.
serv.
Agropecuario Industrial Servicios Suma
0.033 0.134 0.100 0.267
0.091 0.146 0.036 0.273
0 0.156 0 0.156
0.124 0.436 0.136
0.800 0.655 0.889
0.924 1.091 1.025
Valor agregado
0.733
0.727
0.844
VBP
1.000
1.000
1.000
Modelo de insumo-producto
La importancia del modelo de insumo-producto radica en que ilustra como tiene que modificarse todo el flujo de transacciones intersectoriales y, por lo tanto, los niveles de producción bruta, para hacer frente a un cambio de nivel o composición de la demanda final; también proporciona los instrumentos de cálculo que permiten cuantificar esas modificaciones. En primer término, se analizará el modelo cerrado y, en segundo, el modelo abierto.
Modelo cerrado
El modelo cerrado de Leontief relaciona la producción bruta de un sector con su propia demanda final y con las producciones brutas de los demás sectores; por consiguiente, la producción bruta de un sector cualquiera es igual a sus ventas de demanda final más sus ventas a otros sectores productivos, que a su vez depende de las producciones brutas de los mismos y de los coeficiente técnicos; es decir:
X1 = a11X1 + a12X2 + a13X3 +… + a1nXn + Y1
Esta relación y la cuantificación de las ventas intermedias y valores brutos de producción se pueden determinar matricialmente. La matriz de los coeficientes técnicos de producción (A) multiplicada por la matriz columna de la demanda final (Y), da como resultado la matriz columna de los valores brutos de producción de cada uno de los sectores:
AX + Y = X
a11
a12
a13
a21
a22
a23
a31
a32
a33
X1
Y1
X1
.
X2
+
Y2
=
X2
3 · 3
X3
3 · 1
Y3
3 · 1
X3
3 · 1
El modelo permite cuantificar los valores de la producción bruta de cada sector, para satisfacer esas demandas finales y los insumos correspondientes; con esto se trata de determinar las demandas finales. Despejando éstas y considerando únicamente tres sectores, el sistema de ecuaciones será el siguiente:
X1 – (a11X1 + a12X2 + a13X3) = Y1
X2 – (a21X1 + a22X2 + a23X3) = Y2
X3 – (a31X1 + a32X2 + a33X3) = Y3
Desde el punto de vista matricial, la resolución de tal sistema de ecuaciones quedaría representada de la siguiente manera: (1-A) X = Y; es decir, a la matriz unitaria se le resta la matriz de los coeficientes técnicos de producción y a la matriz resultante se le multiplica por la matriz columna de los valores brutos de producción y se obtiene la matriz de las demandas finales:
(1 – A) X = Y
1
0
0
0
1
0
0
0
1
– 3 · 3
a11
a12
a13
a21
a22
a23
a31
a32
a33
· 3 · 3
X1 X2 X3
= 3 · 1
Y1 Y2 Y3 3 · 1
La matriz de Leontief es la que resulta después de restarle a la unitaria la matriz de los coeficientes técnicos de producción:
Matriz de Leontief (1 – A)
(1- a11)
-a12
-a13
-a21
(1- a22)
-a23
-a31
-a32
(1-a33)
3 · 3
El modelo cerrado limita el análisis económico porque explica de manera endógena las demandas finales así como las magnitudes de los valores brutos de producción y de insumos para cada sector. De existir un cambio en la demanda final sería preciso determinar, nuevamente, un sistema de ecuaciones para conocer los niveles de producción. En virtud de que la demanda es autónoma dentro del modelo se le debe considerar como variable exógena, pues lo que se quiere determinar es a cuánto debe ascender la producción bruta total, incluido el monto de insumos, dado un nivel de demanda final; el modelo abierto trata de contestar a estas preguntas.
Modelo abierto
Este modelo trata de relacionar la producción bruta de un sector con las demandas finales de todos los sectores, es decir, considera no sólo las necesidades de producción para satisfacer la demanda final, sino también todas las cadenas de reacciones que ello implica en las transacciones interindustriales.
Para cuantificar los efectos directos e indirectos, o sea, para conocer esa cadena de reacciones que trae aparejado una variación en la demanda final se determina los coeficientes de requerimientos directos e indirectos de producción, que se obtiene mediante la operación matemática de invertir la matriz de Leontief (1-A)-1.
Así como el coeficiente técnico de producción (aij) representa la cantidad de insumos que tiene que comprar el sector j al sector i para que el primero produzca una unidad de valor bruto de producción, el coeficiente de requisitos directos e indirectos de producción rijindica la producción que tiene que realizar el sector i para satisfacer directa o indirectamente una unidad de producción de demanda final del sector j.
A fin de conocer la magnitud de los valores brutos de producción de cada uno de los sectores, a partir de cierto nivel de demanda final y con base en los coeficientes de requerimientos directos e indirectos de producción, se llega al siguiente conjunto de ecuaciones:
X1 = r11Y1 + r12Y2 + r13Y3
X2 = r21Y1 + r22Y2 + r23Y3
X3 = r31Y1 + r32Y2 + r33Y3
La resolución de este sistema de ecuaciones, desde el punto de vista matricial, quedaría representada como sigue:
(1 – A) -1 Y = X, o bien: R · Y = X
r11
r12
r13
r21
r22
r23
r31
r32
r33
Y1
X1
·
Y2
=
Y2
3 · 3
Y3
3
·
1
Y3
3
·
1
Una de las características de la matriz de los coeficientes de requerimientos directos e indirectos es que todo rij es mayor o igual que cero, pero por regla general menor a la unidad (1> rij ≥ 0) y todo rij es igual o mayor a la unidas (rij ≥ 1). La explicación desde el punto de vista económico es que, en el primer caso, como no puede haber producción negativa, todo rij debe ser positivo e igual a cero cuando no existe interdependencia alguna con los demás sectores; en el segundo, todo rij tiene que ser mayor a la unidad porque además de producir esa unidad de demanda final tendrá que producir los insumos necesarios para satisfacer directa o indirectamente la producción de esa unidad, y es uno cuando no existe ninguna relación intersectorial.
A través del modelo abierto se puede realizar proyecciones de los valores brutos de producción necesarios para satisfacer los cambios de la demanda final. El modelo de insumo producto tiene las siguientes limitaciones:
a) Supone que la producción sectorial corresponde a un solo bien elaborado con una misma técnica.
b) Supone que no ocurrirán cambios tecnológicos que afecten la estructura productiva
de los diversos sectores lo que significa que para una determinada producción se
requerirá siempre de proporciones fijas de insumos.
c) Supone que todos los insumos correspondientes a cada uno de los sectores tendrá que variar en la misma proporción en que se modifique la producción bruta de ese sector, es decir, la relación funcional entre insumos y producción bruta es de carácter lineal.
Sin embargo, en la utilización del modelo no se consideran los cambios tecnológicos, variedad de técnicas, los diversos productos elaborados en cada sector y las modificaciones en el proceso productivo, no obstante, es de gran utilidad para el análisis económico.
Cuadro 37. Tabla hipotética de input-output
Sectores – productos
Demanda final
1. Industria A
7. Cambios
12. Total
Input
2. Industria B
inventario
outputs
3. Industria C
8. Exportaciones
4. Industria D
9. Formación de
5. Industria E
capital
6. Industria F
10. Familias 11. Compras del gobierno
Output
Sec. Pagos Sect. Proceso Producto
1. Industria A 2. Industria B 3. Industria C 4. Industria D 5. Industria E 6. Industria F 7. Cambios inventario 8. Importaciones 9. Depreciación 10. Depreciación 11. Pagos gobierno
El predominio indiscutible corresponde a las teorías monetaristas, debido al prestigio de la Teoría Neoclásica que hizo que con los Principios de economía, de Marshal (1890), y la existencia del patrón oro, predominaran las teorías monetaristas del ciclo, desde fines del siglo XIX hasta la gran depresión de 1932. Dos exponentes de esta teoría son Hawtrey y Hayek; para el primero el ciclo se genera por causas monetarias y es en sí mismo un fenómeno eminentemente monetario, y para el segundo ciclo se refiere a una teoría monetaria de sobreinvesión.
En los años cuarenta, Friedman propuso para Estados Unidos que la política económica del gobierno no debería dejarse a la opinión de los responsables de ella sino someterse a una “regla por la cual las variaciones monetarias y fiscales resultaban automáticas”. A decir de Friedman, las políticas monetarias discrecionales tienen otras desventajas.
Una de ellas es que al no tener las autoridades más límite que su propia opinión, las políticas monetarias pueden quedar a merced de las presiones políticas y de los vaivenes de la corriente de opinión; por ello, no existirían criterios para juzgar y controlar dichas políticas. Así, el otorgamiento de facultades amplias a los responsables del manejo monetario sería una fuente potencial de mayor incertidumbre e inestabilidad, de tal suerte que a las autoridades monetarias debería fijárseles la tarea de mantener el ritmo constante de crecimiento anual de la oferta monetaria; esta regla debería ser observada estrictamente sin importar cuáles fueran las fluctuaciones que experimentara la economía. Se trata de una regla fija que impide toda iniciativa por parte de las autoridades monetarias.
18 Ídem, p. 196.
En Estados Unidos, la propuesta de Friedman originó un giro, al menos verbal, en las controversias entre monetaristas y keynesianos, ésta tomó la forma ahora de “reglas versus discrecionalidad”, pero la expresión ‘discrecionalidad’ no describe bien la posición keynesiana y tiene un sesgo a favor del monetarismo; en realidad, las políticas de estabilización del corte keynesiano no consistían en un manejo arbitrario de la demanda global como lo sugiere el término ‘discrecional’… Se trata, entonces, de una regla que liga la tasa de expansión de la demanda global y de la oferta monetaria con el valor pasado de alguna variable clave como el empleo o el producto
Según teóricos keynesianos, en las economías desarrolladas los ciclos son fluctuaciones de la demanda agregada, pero la contrarrevolución no aceptaría esta postura, era más aceptable pensar que los ciclos económicos son “senderos de equilibrios móviles”.
Los protagonistas de la nueva macroeconomía clásica enfatizan la elección racional intertemporal. Si los recursos, ya sea el trabajo o el capital, están hoy ociosos, es debido a que la elección voluntaria los conserva para usarlos mañana, cuando se espera que las oportunidades sean más favorables. Estas elecciones son racionales, aunque a menudo las percepciones y expectativas sobre las que se basan pueden sufrir de información equivocada o incompleta.19
Sin embargo, existen, dentro de esta perspectiva, dos modelos alternativos del ciclo económico: uno representado por Robert Lucas, quien niega sin fundamentos serios, a través de su curva de oferta, toda posibilidad de explotar la curva de Phillips a través de políticas keynesianas; el segundo es el que señala que “los ciclos serían exactamente los movimientos apropiados concomitantes al equilibrio general intertemporal de la economía con información plena.20
El problema es que estos modelos pueden solamente explicar los ciclos, en caso que lo hagan, atribuyendo a los trabajadores consumidores increíblemente altas tasas intertemporales de sustitución en el consumo de ocio y de otros bienes.21
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